¿Cuánto tiempo destinas a conversaciones interiores contigo mismo? Quizás en más de una ocasión te habrás descubierto a ti mismo en discusiones con el ‘alter ego’ que habita tu mente, sí digo mente y no cuerpo, porque cuando ello sucede eres perfectamente consciente de donde se ubica ese interlocutor con el que interactuas sobre ti mismo. Puede haber sido con ocasión de un reto por superar, ante una entrevista de trabajo, una cita o en un momento de gran tensión o estrés, sobre qué hacer y cómo, viviéndolo desde la exigencia por encima de la excelencia.
El terreno de las conversaciones interiores que mantenemos los seres humanos con nosotros mismos fue acertadamente utilizado por Timothy Gallwey en su libro “El juego interior del tenis” para ilustrar, y definir, al saboteador que todos llevamos dentro, adoptando su forma a una especie de “Pepito Grillo”, utilizando la metáfora del “yo número 1” (narrrador) y del “yo número 2” (ejecutor), el primero de ellos cuestiona sobre lo que hacer y lo que, recriminando el fallo y alabando en exceso el acierto (cuando se produce), mientras que el “ejecutor” aspira a poder explotar al máximo sus capacidades naturales sin condicionantes del “yo número 1”.
Tim Gallwey fue un tenista discreto, que como mayor logro deportivo alcanzó la capitanía del equipo de tenis de la Universidad de Harvard, sin embargo fue un entrenador de éxito, pero será recordado, por la historia, por sus aportaciones al coaching, implantando los aprendizajes del mundo deportivo al mundo empresarial y ejecutivo.
En la actualidad un deportista sobradamente conocido, ha sabido optimizar su rendimiento, siendo consciente de los efectos del fenómeno descrito por Gallwey, sirviendo de gran ejemplo sobre cómo trabajarlo. Se trata de Felipe Reyes, miembro de la mejor generación española de baloncestistas, bautizada como “Júniors de Oro”, que como selección se proclamó campeona europea sub-18 (1998), campeona mundial júnior (1999), campeona del Mundo (2006), tricampeona de Europa (2009, 2011 y 2015) y doble subcampeona Olímpica en Pekín 2008 y Londres 2012, además de los títulos conseguidos con su club, el R. Madrid.
En su dilatada carrera deportiva, Felipe Reyes, que este año cumplirá treinta y nueve años, ha ido mejorando temporada a temporada, incorporando nuevos matices a su juego, pero es el porcentaje de acierto en los tiros libres donde ha conseguido una evolución indiscutible, pasando de un discreto 53,5% a un más que notable 77,9%, ¿cual es el secreto?, cómo todo en la vida la respuesta se oculta detrás de mucho trabajo y entrenamiento, comenzando, desde luego, por revisión de mecánicas de tiro, pero el propio interesado, en alguna ocasión, desveló, con gracia, algo que tiene mucho que ver con los “saboteadores” internos y el “yo número 1” definido por Tim Gallwey.
Todos los jugadores tienen su propia rutina antes de tirar, algunos amagan algún movimiento, otros se tocan determinada parte del cuerpo o la cara, cogen el balón con las dos manos, lo botan varias veces, etc… Siendo ese tiempo previo al tiro, el campo donde el “saboteador” hace llegar sus mensajes… Pues bien, Felipe Reyes, decidió reducir los botes antes de tiro, así como el tiempo antes de tirar, concentrándose en estar presente exclusivamente en ese momento concreto y en la acción de encestar la canasta.
Evidentemente no solo actuó en ese terreno, pero esa decisión, de limitar el tiempo de recepción de los posibles mensajes de su “yo número 1”, junto con otras mejoras, le han llevado a conseguir incrementar más de veinte puntos de eficacia en sus porcentajes de tiros libres. Un gran ejemplo en la batalla contra los saboteadores internos.
El ejemplo de Felipe Reyes nos da una pista muy útil sobre cómo combatir ese sabotaje del “yo número 1” sobre el “yo número 2” que es la consciencia sobre lo que ocurre, para actuar sobre ello y limitar su impacto en nosotros.
Ser consciente de que es lo que está ocurriendo, y sabernos colocar como observador de las emociones que nos afloran y como nos afectan, cuando nos asaltan pensamientos como “No puedo hacerlo, no sé…”, “No soy capaz…”, “Siempre me pasa lo mismo”, “No soy lo suficientemente bueno”, etc… Será una adecuada herramienta de bloqueo sobre nuestro propio “saboteador”, actuando como un cortocircuito sobre él, con el recurso de poder bautizarle con un nombre propio concreto, lo cual nos servirá para relativizar su impacto en nuestro “yo número 2”, en terminología del autor de “El juego interior del tenis”, concentrándonos exclusivamente en estar presente en la acción que nos ocupa. Aquí y ahora.
Tim Gallwey afirma que “enfocar la mente es la capacidad de no dejarla escapar contigo. No significa no pensar, sino ser tú quien dirige tu propio pensamiento”, y efectivamente, cada uno de nosotros somos responsables directos de lo que pensamos; sé positivo respecto a tí, limita lo negativo. Tienes el poder de decidir. Actúa con consciencia, estando presente al 100%.