Lo mejor de “Green Book” es que no se puede decir nada negativo de la película, lo peor de ella es que tampoco se puede decir nada especialmente positivo, sobre todo en lo referido a la historia y argumento de la misma.

“Green Book” es una road movie que muestra la relación entre un prestigioso pianista negro y su chófer y guardaespaldas italoamericano, en el contexto de una gira por estados del sur de EEUU de fuerte raigambre racista, en el contexto temporal de los años 60.

Estamos ante un film tan convencional y previsible que desde el momento en que se presenta el nudo argumental, sabes, percibes y te imaginas, casi paso por paso, lo que va a ocurrir en cada momento, la dirección de los acontecimientos y la evolución en la relación de los personajes.

Sin embargo, a pesar de esto, el film está hecho con una indudable pulcritud estética y formal, lo que hace que si bien su visionado no plantea sorpresa ni conflicto alguno, si que resulta cómodo, agradable e incluso entretenido, no pudiendo tener una mala palabra sobre el mismo, ya que siempre hay algo de placentero en lo previsible. 

Hasta aquí he tratado con displicencia la película tanto desde el punto de vista estético como argumental, sin embargo, sí que tiene un elemento de interés, las excepcionales interpretaciones de sus protagonistas.

Por un lado Viggo Mortensen, en su papel de chófer blanco algo tosco, da una credibilidad y verosimilitud a un personaje que podría haber resultado un mero arquetipo, pero que él compone con innumerables matices que convierten esta interpretación en una de las mejores de su carrera. Por otro lado Mahershala Ali, majestuoso, todo elegancia y estilo, borda un papel extraordinario, lleno de sensibilidad y dignidad en un contexto hostil.

Estas interpretaciones (de las que por supuesto habría que disfrutar en versión original) son el gran motivo y aliciente para ir a ver esta película, ya que es en la relación y forma de interactuar de estos dos grandes actores, donde la película da un valor añadido que no encontramos en su convencional historia. Más allá de esto, un film que a nadie ofenderá, pero al mismo tiempo, tampoco creará pasión alguna.