No creo en las casualidades, solo en la causalidad.

Allá por el año 2012, Miquel Iceta decía lo siguiente: "En las democracias avanzadas, los referéndum sobre la independencia se han de poder hacer".

En plena vorágine independentista por el órdago de Artur Mas al Estado, las cabezas pensantes del procés entendieron cual era la vía a seguir para conseguirlo. El Partido Socialista. Ese mismo que habían estado regando de complejos e inferioridades durante unos magníficos treinta años de nacionalismo en Cataluña. Era hora de recoger esos frutos.

No importa la cara pública que tuviera que mostrar el líder de turno socialista, y no importa que pudiera crear ciertas confrontaciones con sus propios intereses, el verdadero camino era manejar el PSOE, en última instancia.

En 2014, Iceta toma el control del PSC, o lo que es lo mismo, los independentistas tienen en su mano el control de una parte vital de uno de los dos partidos nacionales de España.

Debajo de la manga ya tienen a su candidato preparado. Alguien sin demasiado sentido de Estado, con un pasado algo turbio, algo necesario para poder manejarle (una tesis doctoral falsa, por ejemplo), y que responderá a las exigencias independentistas llegado el momento. Solo hay que alzarle hasta la presidencia del Gobierno.

El núcleo del PSOE se da cuenta, quizá tarde, de que les han manejado las primarias en las que Pedro Sánchez se impuso a Edu Madina, y quiere reaccionar ante el despropósito que ven en las declaraciones privadas de Sánchez sobre la plurinacionalidad y el federalismo asimétrico. Aprovechan la oportunidad de la investudura del PP, para, en un bochornoso comité federal, tumbar a Sánchez en Ferraz en Octubre del 2016.

Cabe recordar cómo el actual presidente de la Generalitat, Quim Torra, estaba en Ferraz en aquella época, tuiteando lo siguiente: "Preparados para resistir el asedio a Ferraz". Su candidato estaba a punto de ser tumbado, y el "procés" se tambaleaba.

Sin embargo, no todo estaba perdido para el independentismo. Los nacionalismos no habían dejado de hacer su trabajo en Cataluña, Comunidad de Valencia, Baleares, País Vasco, Galicia, Asturias y demás regiones con diferentes grados de nacionalismos identitarios. Ese trabajo consiste siempre en asociar la izquierda con el regionalismo autóctono, acomplejar al votante socialista con el "pareces un facha", y quitarle todo sentimiento por España al amparo del complejo nacional.

En ese caldo de cultivo dirigieron a Pedro Sánchez para preparar unas primarias que finalmente ganó, y que le supusieron tener que adoptar posturas totalmente abiertas al plurinacionalismo de España en episodios vergonzantes como los que vivió con Patxi López en el debate de las primarias.

Una vez recuperado su soldado, había que fijar una fecha para colocarle en el poder. Y ya sabían de antemano cual iba a ser; la sentencia de la Gürtel hacia el PP. La moción de censura ya estaba hablada y planeada desde la investidura de Rajoy. Sacaron a Pedro Sánchez de la exposición a esa investidura a tiempo.

Una vez materializada esa moción, había que esperar el momento adecuado para poder dañar a Ciudadanos.

Sí, C's. Ese partido que se dio cuenta de la deriva socialista en Cataluña, y que decidió actuar como principal resorte ante los avances del separatismo.

Con el Senado en manos del PP, y con el Partido Socialista dividido entre sanchistas y antisanchistas, los independentistas necesitaban ganar tiempo para arreglar los desajustes que les podrían dar esa independencia.

Para convencer a los propios votantes del PSOE díscolos con sus intereses separatistas, mandaron a Josep Borrell, icono socialista de lucha contra el separatismo, a pregonar que Cataluña es, sin duda, una nación.

Y para restarle credibilidad a Ciudadanos, necesitaban un momento inequívoco de asociarlos con "la extrema derecha" de VOX, y esa situación se dio en Colón.

Ya tenían los resortes suficientes para ir a unas elecciones.

Una vez que Borrell cumplió con su cometido, ha sido apartado.

Una vez que C's ya ha sido identificado con VOX, solo tienen que poner a la maquinaria de Roures a trabajar para que estos no dañen al PSOE.

Ya tienen la pinza entre VOX y C's para restarle votos al PP.

Elecciones. El monstruo final del videojuego.

Si el PSOE las gana, y tiene apoyos parlamentarios suficientes para lograr su investidura, se acabó.

El "Procés" habrá concluido con el objetivo cumplido.

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