Los viernes locos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el vídeo por el 8M.

La campaña electoral de los socialistas va a terminar como empezó hace 9 meses: gastando sin medida ni control con propuestas aparentemente populares que no pueden ejecutar ni pagar. Pan de plástico para hoy y hambruna para mañana. 

La costumbre de los socialistas al usar por norma la fórmula jurídica del Real Decreto, que exige jurídicamente una urgente y perentoria necesidad para regular la materia en cuestión, supone de facto una nueva fórmula dictatorial de ejercer el gobierno a través del atropellado dictado de normas con rango de ley. Normas con rango de ley dictadas por menos de un 20% de la soberanía popular.

Cada viernes, Sánchez y su banda publicitarán medidas que muy probablemente no lleguen a ejecutar. Pero, ¿qué más da? Seguro que algún incauto se lo cree. No habría problema si no fuera porque cada tentativa de medida supone gasto público. Dinero que gastan a manos llenas mientras muchos esperamos impacientes la disolución del gobierno para no a votar a Sánchez ni aunque nos lo mande el médico, (o Televisión Española).

¿Y el CIS?, ¿qué decir de Tezanos y su CIS? Lo más probable es que este organismo público cambie de nombre o desaparezca tras las elecciones, porque los españoles no vamos a entender que se gaste un solo euro en un instrumento tan voluble, contaminado y electoralista como el CIS. Tezanos veremos dónde aterriza tras el vuelo que se derive del giro de la puerta oportuna.

¿El Falcón? Volverá al hangar exhausto y rezará por que el Presi volador no repita.

Los viernes locos de Sánchez son una prueba más de lo que puede ser capaz de hacer un grupo político por acceder al poder. Pactos con quienes atentan contra nuestra democracia, con quienes no hace tanto brindaban con cava con cada asesinato de ETA, con populistas amigos del dictador Maduro y la tentativa de mediador internacional con el separatismo catalán que hubiera supuesto la dosis adecuada de victimismo para que el mundo creyera las mentiras indepes. 

No es que se tenga que imponer un cordón sanitario al PSOE de Sánchez, es que debería tener una orden de alejamiento de la Moncloa.