Prácticamente la única buena idea de Pedro Sánchez, en sus pocos meses en la Moncloa, ha sido su determinación en la lucha contra el cambio climático. Lo malo es que su nula capacidad de gestión, y la inutilidad del equipo que le rodea, han hecho que el remedio propuesto sea peor que la enfermedad.

Anunciar a bombo y platillo que los vehículos que utilizan combustibles fósiles tienen los días contados, o meter un sablazo impositivo al diésel, es cargarse de un plumazo una industria que genera cientos de miles de empleos y contribuye en gran medida al PIB del país. Además, decir que se van a gastar 250.000 millones de euros en la lucha contra el cambio climático, sin saber de dónde van a salir, o cuál es el plan a seguir para que el coche eléctrico sustituya a los coches de combustión, suena simplemente inverosímil. 

El coche eléctrico tiene en la actualidad muchos inconvenientes para que sea una alternativa viable a los coches de combustión. El primero es su precio, que aunque va bajando, todavía es claramente más elevado. El segundo tiene que ver con los escasos puntos de carga. Pero, a mi juicio, el principal problema es el tiempo que se tarda en recargar la batería. Nadie va a estar una hora en la electrolinera esperando a recargar la batería para continuar su viaje.

Por eso creo que el Gobierno, en vez de proponer chorradas irrealizables, debería juntar a todos los fabricantes de coches eléctricos e imponer un acuerdo para que todos produzcan coches eléctricos con baterías extraíbles e intercambiables. Si todos los coches llevaran una batería sustituible, al llegar a la electrolinera, en vez de estar una hora esperando a que se cargue la batería, dejarían su batería descargada, y pondrían una batería cargada que le proporcionaría la electrolinera. El cambio de batería sería incluso más rápido que repostar combustible. 

Esto supondría un nuevo modelo de negocio para las actuales gasolineras, que haría que los puntos de recarga aumentaran rápidamente, y supondría también que los consumidores optarían mucho más por el coche eléctrico, que al producirse en masa, bajaría su precio.

El único problema es que tengamos un Gobierno con dos dedos de frente. Esto si lo veo más complicado.

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