El 1 de agosto de 2019 será recordado por el día de la primera derrota del primer ministro Boris Johnson y su plan de un brexit a cualquier precio. Este día, los liberal-demócratas, el principal partido proeuropeo del Reino Unido, arrebataron a los conservadores un escaño clave para el plan de Boris Johnson, cuya mayoría en la Cámara de los Comunes depende ahora de un escaño. 



Todavía calentando la silla de primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson se encuentra su primer revés a su brexit con o sin acuerdo el 31 de octubre. Un plan que puede ser muy perjudicial para los británicos y que ya despierta los miedos de los mercados financieros.



Además de los mercados financieros, los consumidores pueden verse afectados. El Reino Unido casi no tiene producción propia y la que tiene es insuficiente para cubrir las necesidades de los británicos lo que le hace depender de las importaciones.



La Unión Europea es el principal proveedor de productos de Reino Unido y estos llegan a los británicos sin aranceles gracias al mercado único. La salida del Reino Unido encarecería la importación productos



Gales, una de las regiones británicas que mayoritariamente votó por el brexit, empieza a tomar conciencia de las consecuencias. Ejemplo de ello es que un conservador partidario de un brexit duro ha perdido su escaño a manos de una candidata liberal-demócrata muy proeuropea en una de las circunscripciones de la región. 



Ante la exigua mayoría de los conservadores  y sus socios del DUP, este escaño resultaba clave en los planes del primer ministro británico. Al depender su mayoría de un escaño y por la libertad de votos de los diputados británicos, tendrá muchas dificultades para sacar adelante un brexit a cualquier precio. 

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