José Ignacio Goirigolzarri llegó a Bankia el 9 de mayo de 2012, sustituyendo a Rodrigo Rato tras la nacionalización de esa entidad por parte del Gobierno, presidido entonces por Mariano Rajoy, con Luis de Guindos como ministro de Economía, recibiendo una inyección de dinero público, sin visos de poder ser recuperado por el contribuyente español, de más de 24.000 millones de euros.
Dos antiguos colaboradores suyos en BBVA le acompañaron, como miembros de su más cercana “guardia de corps” en esta aventura; José Sevilla, como consejero delegado, y Antonio Ortega, como director general de Personas, Medios y Tecnología. El primero fue director de riesgos del banco azul y el segundo director general de RR.HH. y de Calidad.
Desde el mismo momento de su llegada, el Sr. Goirigolzarri ha gozado de un poder absoluto para tomar sus iniciativas, optando por un aligeramiento de estructuras que, además de reducir casi 7.000 empleos, muchos de ellos de manera forzosa tras rechazar muchas salidas voluntarias solicitadas, ha optado por vender a bajo coste importantes paquetes de activos, inmobiliarios y crediticios con los que terceros han encontrado importantes posibilidades de plusvalías en el terreno de lo privado, financiadas con capital público (fondos de inversión, fondos buitres de viviendas, etc…) Pero, aún así, la cotización de la acción de Bankia parece no tocar fondo y éste mismo año 2019, lleva acumulado una minusvalía del 21% y hoy la capitalización bursátil del banco nacionalizado no alcanza los 6.000 MM euros, es decir su valor actual es menos de la cuarta parte del importe del rescate financiero practicado bajo la responsabilidad del ex-consejero delegado de BBVA.
Más allá del día a día de la gestión del banco nacionalizado, lo que parece un foco de especial importancia para el Sr. Goirigolzarri y sus más cercanos colaboradores que le acompañaron hasta Bankia, desde el BBVA, es constituirse en jueces y parte en las diferentes causas judiciales en las que se dirimen las responsabilidades imputables a la gestión de Rodrigo Rato y sus equipos ejecutivos (OPS, salida a Bolsa, Tarjetas Black, contratos de publicidad, etc…).
José Ignacio Goirigolzarri, como primer testigo en la causa judicial del "Caso Bankia", en enero de 2019, centró su alegato en defender que Rato no cometió ninguna irregularidad en su gestión en el banco, a pesar de que la fiscalía le solicita más de ocho de años prisión al considerar probados los delitos de fraude, falsedad contable, estafa a inversores, publicidad engañosa y administración desleal.
Seis meses más tarde del testimonio del Sr. Goirigolzarri, presidente actual de Bankia, y a la espera de que se dicte la sentencia definitiva del caso por parte del Tribunal en el próximo mes de septiembre, es su consejero delegado, José Sevilla, quien, aprovechando la presentación de resultados del primer semestre del 2019 (con una caída en el beneficio del 22,3%), se permite afirmar que "la salida a Bolsa no fue una buena idea, pero no es un delito", en una frase en dirección contraria a la valoración jurídica realizada por la Fiscalía del Gobierno de España, que es precisamente quien ostenta el 60% del capital del banco para el que él trabaja, lo cual supone toda una injerencia en la independencia del poder judicial en España, cuando aún está por dictarse la sentencia por parte de la Audiencia Nacional.
Es más que evidente que tanto el Sr. Goirigolzarri como el fiel colaborador de sus intereses que es el Sr. Sevilla han atravesado la línea de las buenas prácticas bancarias y de gestión.
Siete años después de la llegada a Bankia del exconsejero delegado del BBVA, tras prejubilarse en 2009, a los 54 años, como número dos de Francisco González, recibiendo 53 millones de euros por ello, parece tener a la vista el posible premio a sus anhelos, viendo que la crisis generada en la que fue su casa, por quién fue su mayor obstáculo, pueda proporcionarle conseguir la cuadratura del círculo, llevando el banco nacionalizado a integrarse en ella, con él bajo su presidencia, recuperando el control para lo que, a su parecer y el de sus círculos, nunca debió alejarse de Neguri camino de la meseta, incluido ello ya en los pactos solicitados por el PNV a Pedro Sánchez para su hipotético apoyo en su investidura, Podemos mediante.
A la vista divisa ya el Sr. Goirigolzarri sus objetivos cumplidos: Bankia disuelta en BBVA, con él como primer ejecutivo, Francisco González diluido como una lejana sombra y el rescate financiero olvidado y soterrado en el altar de la adecuada solvencia de una banca española con pocos operadores… pero sistémicos. Al final Rodrigo Rato solo fue una pieza necesaria en un rompecabezas que le superaba a él mismo, y de lo que se trata ahora es que sus delitos, pasen por errores y pelillos a la mar …de la ría de Bilbao.