Vinos del Duero

Cuando el Cid subía a la silla,

cuentan que un trago de vino

le daba valor y estribo

para ensanchar a Castilla.

Viñedos de la Ribera

del Duero, quisiera ser

el poso del moscatel

fermentado en tus bodegas,

ser el vigor de las cepas,

tinto libre de tonel,

sabor robado a tu piel

de luna profunda y ebria.

¿Habrá en el mundo un placer

más alejado del llanto?,

nunca un beso sació tanto

por pequeño que se dé.

Toda la eternidad

florece en tus racimos,

es el mosto en los caminos

el que nos hace durar.

El tiempo sufre en el vaso

la más humillante derrota,

sin él, vencer no se nota

y todo suena a fracaso.

Bebed lentos el sabor

del morapio que en la lengua

todos los dolores mengua

cercanos al corazón.

Bebed, porque en la ronda

del amor y del olvido,

la vida con un buen vino

en los labios se prolonga.

No creáis a quien bebe agua

por razones de salud

o piense que es más virtud

quedarse siempre con gana,

porque sólo el majadero

encuentra algún desatino

en las bondades del vino

de la Ribera del Duero.