Opinión

El español sin España

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Al nevar en la ciudad
cambian tanto las costumbres
que uno solo y muchedumbre
se igualan en soledad.
Cuando noviembre es abril,
la nieve nunca consiente
otro tiempo diferente,
rojo, amarillo o añil.
¡Oh, invierno intemporal
donde la roca tirita,
salvo alguna estalactita
por vivir en la oquedad.
Una intensa baja lluvia
de la calle se apodera..
y la gente chapotea
hasta refugiarse en una
blanca masa que se muda
cuanto más lejos se va,
todo parece flotar..
con la primavera viuda,
entre pétalos de paz
y la avispa de la duda.
No hay futuro en la mañana
solo nieve con más agua
que la guerra nos declara…
en ella encuentra lugar
el español sin España
que como la nube pasa
y nos pinga soledad...
Hay lluvias que siglos duran
y de otra forma diluvian
para jorobarnos más.
Después de mucho tronar:
¿quién ha de abrir un paraguas
sin que el pantalón o enagua
no tenga miedo a empapar?
Está triste la ciudad,
pero las rosas del ático
en noviembre son de un plástico
alegre y primaveral.
En el campo una campaña
de susurros lo devasta...
sólo silban las patatas
al sembrador de cizaña.
La lluvia todo lo borra
y entre el barro las legumbres
delatan vicios, costumbres
del agua que las arroya.
El artista es la tramoya
del fango que desalojan.
¿Cuándo se llevará el agua,
todo lo que desengaña?
La nube sólo divaga.
Dadle una red y una caña,
no un cuento ni una saga
al español sin España..
y si la historia se alarga
y más la nieve la empaña,
derretidla con la llama
esa que Delfos reclama,
nunca quema y te acompaña.