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Grito de auxilio: Cimientos constitucionales en peligro

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No deja de sorprender la cantidad de enemigos que nuestra respetada y valorada Constitución Española de 1978 (CE78) va teniendo con el paso de los años, algunos aplicando la consigna de "usar y tirar", otros, aplicando una dosis inaguantable de "trilerismo" egoísta e interesado.

No consideran que, como sociedad madura y comprometida, con una gran mayoría centrada, serena, expectante, abierta, respetuosa, con miras al futuro, lejos de extremos "guerracivilistas" o de trincheras mediáticas, habiendo aprendido de los errores del pasado o del presente más cercano, queremos que se siga desarrollando fiel a sus principios fundacionales, de igualdad (en la diversidad), de progreso (no politizado), de libertad (sin distinciones) y de solidaridad (bien entendida) entre españoles. Hay que reconocer que, como cualquier bien preciado, pueda necesitar un mantenimiento programado, con amplios consensos, adaptándola al medio hostil en el que se encuentra y para que sigamos defendiéndola y sintiéndola como un referente, indispensable para seguir creciendo, en armonía, como una sociedad moderna y civilizada.

Si la entendemos como norma básica de convivencia entre españoles o, en cierta manera, como los cimientos o pilares imprescindibles para seguir construyendo una sociedad avanzada, justa y solidaria, nos resulta extraño (o tal vez no) que se sigan erosionando o degradando, cuando se menosprecia o se usa como arma arrojadiza, por unos políticos y gobernantes, a veces intrascendentes, con unos intereses ficticios o prefabricados "a medida" para garantizar su propia subsistencia y beneficio, de dudosa utilidad para el interés colectivo (e individual) y poniendo en entredicho o "insultando" nuestra inteligencia de manera sistemática.

Es por ello que, ante las mentiras, egoísmo y fanatismo despiadado de populismos y separatismos insaciables e intransigentes, que aluden a una inexistente represión de estado o de falta de libertad, culpabilizando a otras administraciones de su propia ineficacia e incompetencia u ocultando sus corruptelas y amiguismos, reescribiendo la historia más contemporánea, de manera ruin e interesada para "adoctrinar" a los más jóvenes, propiciando conflictos intrafamiliares o entre amigos, o fomentando comportamientos violentos e insolidarios, como ciudadanos de a pie, nos resulta imprescindible lanzar un grito de auxilio, para que se escuche alto y claro, y se pueda preservar ese bien tan preciado, e imprescindible, que nos une a la gran mayoría y sirve de sustento para el desarrollo y crecimiento de nuestra sociedad, en paz, armonía y libertad:
¡¡¡Vva la Constitución española del 1978!!!
¡¡¡Viva el Rey y la monarquía parlamentaria!!!
¡¡¡Viva España!!!