La reciente sesión de investidura de Pedro Sánchez ofreció en su primera jornada una sorprendente e inesperada situación cuando la diputada canaria Ana Oramas, del partido integrado en el Grupo Plural Coalición canaria, anunció su voto negativo a la investidura del candidato pese a que su partido dijo la víspera que se abstendría.
Esta veterana diputada, que ha apoyado en algunas ocasiones al PSOE y en otras al PP, justificó su voto negativo apelando a su conciencia y poniendo por delante el interés nacional a la obtención de alguna posible ventaja o prebenda para su región.
Sus palabras firmes, educadas y claras mostraron a quien siguiera la sesión de investidura a una dirigente política que se sobrepuso al ambiente bronco, chulesco, tenso y preocupante que dominó toda la sesión y manifestó el sentido de su voto con una gran dignidad y convicción. Incluso cuando al borde del llanto contestó a la réplica del candidato y pidió respeto, nos hizo ver a todos lo indigno del pacto de gobierno y de los apoyos pergeñados por Sánchez para ser investido como Presidente del Gobierno, pese a la presión ejercida por el candidato.
Lamento no ejercer mi derecho a voto en la circunscripción en la que concurre la señora Oramas.