Una salud

El concepto de una salud (One Health), quizás sea desconocido por la mayoría. Empezó a utilizarse en la década de los 2000 y hoy es ampliamente utilizado en círculos de salud pública, tanto es así que la FAO, la OMS y la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal) tienen una visión conjunta del problema y varios de sus enfoques programáticos apuntan a este sentido. Este enfoque lo que viene a resaltar es que la salud humana, la sanidad animal y el medio ambiente, están interrelacionados. Dicho de otro modo: la medicina, la veterinaria y la ciencia ambientalista no deberían hacer la guerra por su cuenta, pues tienen las de perder.

Sólo un trabajo interdisciplinar y conjunto es la base para llegar a buen puerto.

Lejos queda el siglo XIX cuando los mayores problemas de salud pública eran entre otros la rabia y la tuberculosis. Louis Pasteur, padre de la microbiología moderna, fue capaz de encontrar una vacuna para la rabia. Robert Koch, queriendo encontrar una vacuna para la tuberculosis descubrió la tuberculina, sustancia que se emplea para el diagnóstico de la enfermedad. Estas enfermedades son zoonosis, esto es, enfermedades transmisibles entre el hombre y los animales y hoy, aunque nos suene muy lejano, siguen estando presentes en el mundo. La rabia terrestre está erradicada en España (no así en los murciélagos patrios), pero no en países en vías de desarrollo.

De vez en cuando nos sobresaltamos con un episodio de rabia esporádica como el acontecido en la ciudad de Toledo en 2013, donde un perro que había viajado a Marruecos con sus dueños mordió a varios niños y era portador del virus de la rabia. Por eso es tan importante la vacunación de los cánidos.

La tuberculosis es una enfermedad reemergente en salud humana, y en ganadería un quebradero de cabeza para las autoridades del ministerio de agricultura y consejerías afines, pues está lejos de ser erradicada.

¿Y por qué cuento todo esto? Porque el 60% de las enfermedades infecciosas humanas son zoonóticas.

Y además, el 75% de los patógenos de las enfermedades infecciosas emergentes humanas son de origen animal, incluidos el ébola, el VIH (sida), la influenza y el coronavirus.

Por tanto, hay que apostar decididamente por el enfoque “One Health” y dotar de medios a las investigaciones de las zoonosis, que lejos de ser erradicadas, vuelven con más fuerza, debido a la resistencia a los antibióticos de algunas bacterias, como la Salmonella, siendo un verdadero problema de salud pública y los virus, que mutan rápidamente y pueden cambiar de hospedador, dejándonos desprotegidos por no tener inmunidad para esta nueva amenaza. Justo el caso del coronavirus.

Debemos actuar como hicieron juntos Santiago Ramón y Cajal y Dalmacio García Izcara, insignes médico y veterinario que trabajaron conjuntamente en el estudio de la rabia y sus repercusiones en el sistema nervioso.

Investigación, dotación de medios a la salud pública y sanidad animal y lucha y acuerdo internacional para que se proscriba la captura de ciertas especies salvajes, que como se ha demostrado, no sólo se protegería la biodiversidad y el medio ambiente, sino la salud humana.

Por tanto, con este enfoque, apoyados por la OMS, la FAO y la OIE, las autoridades, con los médicos, veterinarios, biólogos, ambientalistas, podrán poner coto a este tipo de episodios desagradables, pero siempre desde una perspectiva integrada e integradora.