Opinión

Por el valor de cuatro palabras

El presidente del PP, Pablo Casado.

El presidente del PP, Pablo Casado.

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“Los galones hay que ganárselos” dijo un Aznar en tono algo jocoso al líder del PP Pablo Casado antes de la moción de censura de Vox, dándole en definitiva un empujón hacia delante. Ya es curioso, siendo dos Pablos, tan distintos en el vestir, en el hacer, y en la búsqueda de un hueco en la política, que al líder del PP le haya costado tanto encontrar el suyo, mientras que al otro Pablo tan solo empoderarse del movimiento 15-M.

Tanto, tras el escudo de Álvarez de Toledo hasta que por fin dijera a un Abascal “hasta aquí hemos llegado” tras un discurso del líder de Vox sectario, rozando eslóganes rancios, con un cierto toque de un españolismo ya superado, que a la izquierda le interesa tanto día a día potenciar y reabrir con la memoria histórica para perpetuarse en el poder, dividiendo a la Derecha en “algo” que no es derecha, que simplemente es un discurso que suena a épocas pasadas lleno de exabruptos, de víscera y bilis.

Y es que el Partido Popular es el verdadero centro derecha de España, aliños de Ciudadanos azucarados fuera, así como el extremismo de Vox que piensa que España es la bandera, y no deben ser estas cuatro palabras sino el inicio de un discurso que entusiasme al centro derecha español de nuevo.

La valentía de Pablo Casado debe hacer frente a la corrupción de su partido, sin tapujos sin emponzoñarse, mostrando fuerza, firmeza. Contraponiendo con la palabra de un político de altura los intentos de arrinconamiento de un gobierno que lleva en palmitas a los herederos de ETA, a Bildu, a Moncloa, otra llamada izquierda, como ERC. Ya uno a estas alturas se da cuenta de que la izquierda es un saco donde se introducen todos los moralistas de este siglo, donde caben los independistas, nacionalistas, los herederos de los asesinos y desde ese saco, escondidos en su moralina van a lo suyo, interesándoles poco España, tachando de fascistas y reaccionarios a todos los que no piensan como ellos, que no quieren estar en su ensalada.

Por fin Pablo Casado se ha dado cuenta de que un miembro de su partido en 1997 de origen gallego con tan solo 29 años de edad, fue asesinado tras 48 horas de agonía, por la nuca. Cuando proponía como concejal de Ermua arreglar el techo de un polideportivo, hablando con firmeza al concejal de HB, sin miedo, en un País Vasco que no se atrevía a salir a la calle, constreñido por el terror de la banda asesina ETA. Y Aznar no cedió, porque no se podía ceder al acercamiento de presos al País Vasco y surgió poderoso el movimiento “Basta Ya” para salir a la calle por un asesinato tan cruel y despiadado.

Por ello, por Miguel Ángel Blanco, hoy desconocido por muchos de los jóvenes españoles de su edad, según encuestas, que escuchan hablar de fascismo a la portavoz de Bildu en el Congreso, quedándose tan ancha, cayendo en la moralina del saco, en esa ensalada que empieza a oler a vinagre agrio, por su valentía, no pueden ser cuatro palabras, hay que empezar el discurso, la política de altura. Porque los galones se ganan cada día, y si hay que hablar con Pedro Sánchez, a lo mejor hay que hablar, para ver si realmente se hace eco de sus palabras en la moción de censura, marcando los límites a Vox o las desoye, pues sigue interesado en permanecer como aliño de la ensalada de esa mal llamada izquierda, sin grandes contratiempos, pasando responsabilidades a autonomías y ministros de sanidad.

Al menos hay que dar la oportunidad de que haya acercamientos entre los dos partidos que históricamente han vertebrado España, no debe temer Pablo Casado que suba Vox en las próximas elecciones, y si fuera así, al menos daría el ejemplo de su concejal que perdió sus ilusiones, en 48 horas.

El “Valor” no solo para ganar si no también para perder el miedo a perder en las próximas elecciones si los españoles no vemos ningún contrapeso serio a lo que hay. Hay que confiar también en Pedro Sánchez, y me resulta complicado tras lo visto, pero si Pedro Sánchez es el presidente de España no se sabe por qué quiere seguir aliñando una ensalada que nunca fue la del PSOE.