Estos días se han vislumbrado noticias acerca del arte, por un lado, diviso a un robot femenino, pintando en un lienzo, mezclando los colores en una paleta y usando pinceles, buscando justamente eso: la composición, la forma, y el color, pero ante todo una pintura hecha por un pintor imaginario.
Cabe destacar que la inteligencia artificial ha conseguido ya crear robots con forma de animales trabajando en equipo para conseguir un objetivo usando herramientas.
La IA o inteligencia artificial no se puede dejar en mano sólo de ingenieros, en ella deben de trabajar necesariamente psicólogos, filósofos y humanistas. El ingeniero no tiene formación ni capacidad para encaminar el destino de la IA, más bien sólo la programación de algoritmos usando la teoría de la IA, esta teoría está en constante evolución, no es estática, permitiendo crear redes neuronales cada vez más complejas.
Sin embargo, la robótica, su finalidad, quedará en la mera técnica, si no se da comportamientos y formas de pensar a estas maquinas a través de la ética y los valores positivos del ser humano, para ello hacen falta pesadores. Las humanidades. La ciencia sólo puede generar el necesario avance tecnológico.
Los trabajos van a ser ejecutados por robots dentro de no muchos años, robots, y esto es muy importante decirlo, sin conciencia, emociones o sentimientos, que es lo que nos hace humanos. No dejan por ello, en el momento actual de ser meras herramientas para facilitarnos la vida.
No va a ser en las cadenas de las fabricas donde los robots van a destruir más trabajo. Un periodista, locutor de televisión va a ser innecesario. Los robots a través del avance de la IA van a ser capaces de hacer arte, curar enfermos, enseñar en las escuelas, conducir trenes, así que con las décadas por venir la estructura de la revolución industrial va a cambiar drásticamente.
Nos vamos a convertir en seres humanos ociosos, por ello habrá que crear trabajo encaminado en definir nuevos espacios donde ocupar el tiempo, pues vivir sentado en un sofá viendo películas elegidas a la carta no es suficiente para generar la necesaria necesidad de utilidad, porque el ser útil nos hace sentirnos bien.
Habrá que cambiar los patrones de socialización, a través de actividades por crear, ahí va a surgir el arte, la imaginación, cambiando el papel del artista en la sociedad. Ya hay programas informáticos capaces de escribir un poema.
La dirección no podrá en muchas décadas ser ocupada por los robots. Pues la planificación seguirá siendo tarea del ser humano.
La pretensión es jugar a ser Dios, crear vida, esa vida nos podría inutilizar y derrumbar, facilitarnos tanto las cosas que se podría entrar en estados de vacío.
Queremos dejar de trabajar, así desde las primeras herramientas hasta internet o ahora la robótica nos pueden convertir en seres corriendo por las calles o ejercitándose en deportes.
La economía va a estar definida por el avance tecnológico de la IA, a pesar de ser seres ociosos la maquinaria robótica, a fin de cuentas, internet es un gran robot, moverá la economía de los países.
Deberá de haber una vuelta al renacimiento, elevando las humanidades y los pensadores a los puestos de trabajo de responsabilidad. El ingeniero informático desaparecerá también, pues el sistema de la IA se “realimentará” y los propios robots serán capaces de programarse por ellos mismos.
Habrá que establecer hasta dónde se les da poder. Los estados de conciencia a través de la electricidad pueden con los siglos llegar a ser viables. El cerebro es electricidad.
El artista tal como lo entendemos hoy será un mero usuario de programas informáticos, pero creando arte para llenar el ocio y el vacío. Los nuevos soportes serán electrónicos.