Un mundo libre

Los atracones y el alcohol pueden convertirse en enemigos de estos eventos. Pixabay

El ser humano nace sin nada, vulnerable bajo la protección de la madre que lo cuida, protege y educa.

La educación debe ser el pilar de las democracias que tienen que garantizar la libertad de todos y cada uno de sus ciudadanos.

Cuando somos libres nos queremos, respetamos, cuidando nuestro cuerpo y mente que serán trabajados para nuestro bienestar, el de nuestro entorno y la sociedad.

El sistema educativo debería ser motivante, potenciando las capacidades que hay en nosotros.

Deberíamos cuidarnos más los unos a los otros para así garantizar el pleno desarrollo de las personas libres y maduras.

El autoconocimiento a través del trabajo mental y físico, nos aleja de las drogas, incluido el tabaco y el alcohol que son vendidos libremente sin considerar el daño que provocan.

Cuando observamos el mundo que nos rodea, con tranquilidad, serenidad e inteligencia, la perspectiva de éste es clara y próxima a la realidad diversa y múltiple.

Las personas enganchadas a las drogas y sustancias legales, carecen de esa ventajosa perspectiva del mundo que para ellos está distorsionado.

Una sociedad con un alto grado de adicción, es manipulable, por lo que es fácil caer en el engaño de quienes utilizan esa debilidad social.

Durante la pandemia estamos constatando que una parte de la sociedad, vive enganchada al falso placer de las sustancias adictivas, legales e ilegales y que algunas personas poderosas que no ocultan sus retorcidas intenciones, utilizan para afianzar su poder que es efímero porque ante la muerte todos nos vamos sin nada como hemos venido a este mundo para gozar siendo libres.