He estado un par de veces para gestiones en la Facultad de Derecho de la Complutense, pero por la satisfacción de hacerlo, la primera fue hace un par de semanas después de casi cuatro décadas de mi licenciatura.
Como debía que ser, aunque se notaba la incidencia de la pandemia del Covid-19, paseé con pausa por sus galerías, me asomé a sus aulas y descubrí rincones ignorados.
Uno de ellos en la planta baja del edificio "nuevo". En su amplio distribuidor de la planta baja leí la indicación de orientación “Sala de juicios simulados”. Hacia allí fui para encontrarla al final del -ya- pasillo. En una esquina de su muro, reinando sobre una papelera gigantesca, advertí una placa dorada de tamaño de un folio, acercándome para leerla: “A la memoria de Ignacio Echeverría Miralles de Imperial antiguo alumno de esta Facultad asesinado en atentado terrorista el 3 de junio de 2017, en la ciudad de Londres, defendiendo la vida y la libertad”.
Me satisfizo el homenaje al héroe, pero al instante me enojó lo chucuto del mismo al reparar en que principiando por su sobrada zona ajardinada donde se homenajea a otros personajes señalados y continuando por variados espacios de su interior, mi Facultad y la suya, con el decano al frente podría haber encontrado otro emplazamiento más idóneo para honrar al “Héroe del Patinete”.