Las elecciones de Madrid nos dejan varios aprendizajes. El primero, los ciudadanos estamos muy por encima de nuestra clase política, años luz. El segundo, las dosis de crispación y aparición de viejos fantasmas están llegando a niveles insostenibles. El tercero, los valores humanos se están perdiendo y parece ser que todo vale, watchout.
Pero Ahora es el momento, el momento de que exijamos que nos gobiernen los mejores, y con los valores que nos merecemos y nos sintamos orgullosos. Y es el momento de romper paradigmas. Muchos de nosotros creemos en los derechos sociales, libertad sexual, individual, trabajos dignos, respeto por la convivencia y el respeto por la expresión única de cada persona y una sanidad pública para todos, y todo eso a la vez con un manejo responsable de los recursos públicos, una política de impuestos que nadie considere injusta ni confiscatoria, unos niveles de inversión adecuados para la ciencia, la innovación, la cultura y dónde los empresarios y emprendedores sean necesarios y apoyados por todos como generadores de empleo y riqueza. Esas dos visiones son posibles y se necesitan y son las más votadas.
Ahora es el momento de entender esa necesidad y exigirla, porque el mundo ha cambiado. Y eso pasa porque los dos partidos con más votos en nuestro país se junten, se entiendan, y marquen un nuevo camino de consensos, sociales y económicos. La población, en votos, y la Unión Europea lo demanda. Y que eso sea nuestra vacuna contra los extremismos y un camino de progreso y crecimiento sostenido.
Ahora es el momento de que lo demandemos.