Carrera hacia la vacunación. Fuente: Statista.

Carrera hacia la vacunación. Fuente: Statista.

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Vacunas y primer mundo

Mario Martín Lucas
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Actualizada

Más allá de los hechos en China o Rusia; son EEUU y Europa quienes mantienen vigentes sus grandes diferencias económicas a la hora de ver el mundo y lo que sucede en él.

Los casi 329 millones de habitantes que habitan USA, son dirigidos con una absoluta unidad de acción por el presidente de turno, sea republicano o demócrata; mientras que los 446 millones de ciudadanos que pueblan la UE avanzan con una excesiva lentitud en su integración, porque siempre hay algún grupo de países que pone palos en las ruedas de la bicicleta común; una vez lo son unos y antes, o después, lo son otros diferentes.

La histórica protección al factor trabajo que siempre prevaleció en Europa, hoy se tambalea dentro de los organismos comunitarios de la UE, deslumbrados ante el liberalismo ultra con el que EEUU ha gestionado sus leyes laborales y la cobertura de asistencia médica pública para su población que, hasta ahora, ni siquiera Clinton u Obama, lograron hacer universal.

Es una evidencia que la gestión, y los ritmos, en la toma decisiones no se pueden comparar entre las dos riberas bañadas por el océano Atlántico.

La pandemia de la Covid-19 ha asolado el mundo de norte a sur, y de este a oeste, sembrando de víctimas todos los confines del planeta Tierra, pero ha sido el momento de la gestión de las vacunas, donde más se ha puesto de manifiesto los diferentes ritmos entre países.

Más allá de las pruebas de una solidaridad internacional entre los países ricos con los países pobres, que cada uno de aquellos cuantifica en función de sus posibilidades presupuestarias y sus excedentes, son las evidencias entre Estados del llamado primer mundo, donde más llamativo son las diferentes formas de hacer y las posibilidades con las que se han afrontado.

Así, de los veinticuatro países con mayor número de dosis de vacunas aplicadas contra la Covid-19 por cada 100 habitantes, a fecha de 6 de abril de 2021, son Israel y Estados Unidos (87,55) quienes más músculo pueden lucir a dicho efecto, con España (19,29) en una honrosa duodécima posición, por encima de Italia (19,04), Francia (18,31) y Alemania (17,99); pero los muy diferentes ritmos no dejan de llamar la atención. Mientras Chile se destaca cómo el país hispanoamericano con mejor dato (59,13) que le aúpa hasta la tercera posición mundial.

Sin que pase desapercibido el hecho de que entre los países de la UE, solo Hungría (36,67) aventaja el dato que acredita España, que en todo caso es superada en dicho ranking por países como Serbia (38,59), Marruecos (22,69) o Turquía (20,59), muy alejada de Chile (59,13) y Reino Unido (54,68). Cuestión al margen son los datos que esgrimen países con regímenes políticos muy influenciados por la actividad vinculada al petróleo como EAU (87,55), Baréin (50,33) o Catar (33,38).

Si observamos los datos estadísticos del porcentaje de vacunados con la pauta completa, en lo que podríamos llamar la carrera hacia la vacunación completa, se repiten las posiciones de privilegio en los mismos países, con Israel liderando el ranking, habiendo alcanzado el 57,9% de su población ya vacunada, seguido de Chile (32,2%) y EEUU (27,8%).

Pero más allá de los datos hay otro componente que afecta a la forma en la que se está realizando el proceso de vacunación, evidentemente muy condicionado por los diferentes ritmos a los que las farmacéuticas están haciendo llegar sus productos, sujetos a incumplimientos sobre las cantidades comprometidas en los contratos firmados.

Así mientras en España son las diferentes comunidades autónomas las que deben contactar con las personas elegidas según criterios consensuados, pero con amplia discrecionalidad por parte de cada ente regional, hay lugares en el mundo, como EEUU, donde es el propio ciudadano quien elige el momento para ser vacunado a su discrecionalidad, si bien la cita para la segunda dosis es condicionada dependiendo del día de aplicación de la primera, pudiendo el vacunado elegir la hora del día que le corresponda.

Un mismo virus alteró el mundo hace quince meses y cada país gestionó la situación según su peculiar forma de entender y actuar, pero llegado el tiempo de las vacunas ha quedado demostrado que los bienes son limitados y que hay quien los acapara, o administra con mayor eficiencia para sus intereses.

Europa por unas cosas o por otras, ha quedado algo rezagada y los datos aportados en estas líneas lo ponen de manifiesto; mientras tanto el nuevo presidente de USA, Joe Biden, ha conseguido más que duplicar el compromiso que asumió al llegar a la presidencia hace poco más de cien días: dijo que se aplicarían 100 millones de dosis en esos algo más de tres meses y, finalmente, han sido 290 millones de dosis. Parece evidente que otra forma de hacer, más eficiente, es posible.

Las diferencias son abismales dentro de lo que conocemos como primer mundo, pero el problema no se solucionará sin extender los remedios, en tiempo y forma, al tercer mundo, queramos o no, vecinos nuestros en este planeta llamado Tierra.

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