Crisis y libertad

Isabel Díaz Ayuso durante el acto de campaña en Las Rozas.

Madrid tiene un 42,7% de ocupación UCI por el coronavirus, un 22% de aumento del paro, un descenso del PIB y la orden de no trasladar a los ancianos afectados por la Covid. Estos datos son responsabilidad del radicalismo furibundo de la Comunidad de Madrid y de su presidenta que hace de la tergiversación su política de falsa libertad.

Las adicciones y dependencia de las drogas legales e ilegales denota debilidad mental y mala gestión emocional.

La política del PP de acusar a Pedro Sánchez de desentenderse de la pandemia es de un cinismo que prueba la naturaleza sabida y aceptada por muchos de un partido con numerosos imputados y casos de corrupción.

Haber desmantelado la industria, apostar por la construcción, el turismo y la hostelería, es una política que nos ha traído un país debilitado, sin nivel formativo, con precariedad laboral y dramático descenso de los salarios y de las cotizaciones sociales.

En este país existe una desproporcionada relación entre el beneficio empresarial y la retribución salarial y eso es origen de la crisis, ahondando en ésta, poniendo en grave peligro los pilares del Estado social y de derecho.

Radicalismo es sálvese quien pueda y desproteger a amplios sectores sociales, la sanidad y educación pública con un aumento de la evasión fiscal y el mercado sumergido.

La falsa libertad de Ayuso tiene las patas muy cortas.