Pedro Sánchez y el caudillo

Junqueras saluda a Pedro Sánchez en mayo de 2019 en el Congreso./ Efe Efe

La revancha. No existe sistema judicial más garantista que el español. Hay posibilidad de recurrir al Tribunal Constitucional, y más lejos aún, a los Tribunales Europeos. Existen permisos penitenciarios de los que los presos del proceso catalán se han ido beneficiando. El indulto es otro mecanismo garantista. Estos los dio Aznar a los presos del GAL, sin embargo, ya no existían los GAL, ni había posibilidad de reincidencia. Este es un hecho clave diferenciador.

No se trata de comparar aquello con la actuación del presidente Pedro Sánchez, pero sí darse cuenta de que el Partido Socialista ha hecho de las suyas, Filesa, los GAL y la corrupción en Andalucía, el pacto con Bildu y con ERC. Y si con todo vuelven a gobernar es porque saben pasar de pagina y empezar de cero como si nada hubiera pasado, cosa que a la derecha le cuesta, con las heridas abiertas de la memoria histórica, cuando el PP no tiene ya nada que ver con aquel régimen franquista, con aquel caudillo, o los casos de corrupción en Valencia y Madrid.

Existe un interés por los jueces progresistas de derribar al PP cuando éste está en el poder, bien es sabido que se debe a deméritos propios: su corrupción. Sin embargo, los medios de izquierda hacen bandera de la segunda república en los casos de Valencia y Madrid, y no hacen bandera española en el caso de Cataluña o Andalucía porque allí los colores que destacan son la bandera republicana catalana y el color verde de Andalucía como si realmente el socialismo allí fuera una cosa distinta, no del Estado español.

Hay que reconocer a Pedro Sánchez su capacidad de aguante, como dijo Rajoy en la moción de censura “usted escribe en una hoja en blanco y cuando ya no le interesa la rompe, la tira a la papelera y saca otra hoja nueva”. Así pasó con las alianzas con Podemos, hay que recordar que mantuvieron a España paralizada.

Zapatero habla constantemente del dialogo con los golpistas catalanes, porque el intento fallido de aquel referéndum fraudulento y la posterior proclamación de la república por parte de Puigdemont con un lenguaje lleno de trabaduras y de actos delictivos. Esto llevó a la detención de los políticos catalanes que participaron activamente en el proceso catalán, desde el referéndum, que tanto perjudicó internacionalmente a España, tan solo porque la Policía tratase de evitarlo. La realidad es que no quieren dialogar, al igual que su amigo venezolano Maduro por mucho que lo desee Zapatero.

Con los delincuentes en las cárceles españolas no se habla de revancha, hay indultos bajo condiciones de buena conducta y arrepentimiento claro, con informes de los presidios.

ERC ya ha conseguido lo que deseaba: continuar con el proceso de independencia porque el diálogo no cabe en su estructura mental. No quieren dialogar. ¿Y eso del dialogo qué es? quieren la proclamación de la república; el Estado español no está sino fortaleciéndoles en sus intenciones.

ERC ha conseguido la mesa de negociación desde su posición de poder en Cataluña a la que Pedro Sánchez se resistía. Pedro Sánchez demuestra ser un político sin escrúpulos que tan sólo gobierna para mantenerse en el poder. A estas alturas debiera darse cuenta de que no cabe diálogo ni que ningún pacto esta acorde a nuestra Constitución. Cataluña es una autonomía no un Estado. Los indultos, sin arrepentimiento, simplemente son una cesión a la presión de ERC.

Así que ahora quiere Pedro Sánchez colorear de rojo Andalucía con su líder sevillano. Y es que el último reducto de lo que fue el socialismo es Andalucía, penalizada su corrupción y latifundio por los votantes en las últimas elecciones, pero al menos a Susana Díaz le importa la idea de la transición de España.

Lo que está consiguiendo Pedro Sánchez no es modernizar España -para ello tenemos que proyectar nuestra imaginación al 2050- sino traicionar al socialismo.

Ahora los fondos europeos serán un alivio, y cuando su política de desintegración de España le pase factura, cuando el PP gobierne en solitario con una mayoría absoluta, o de la mano de Vox, que pena la desaparición de la bisagra de Ciudadanos, tendrá que superar no sólo una crisis económica, sino la fractura de España, de su monarquía parlamentaria y del orden constitucional del 78.

Volver a ese orden va a ser tarea ingente. El caudillo ha hecho de las suyas. Sólo un PSOE con los valores verdes andaluces y renovado, gobernando en coalición con el PP, o el PP con ellos, podrán levantar este desaguisado con los años.

La historia dirá si Cataluña, su delirio independentista, siguió siendo la llave a la gobernanza española.

Dependemos de un PSOE verde y de una derecha moderada para que la idea de España no se vaya al garete. Cuánto daño ha hecho las primarias que dieron el poder a este nuevo caudillo.