Vivimos en una cultura audiovisual en donde algunas escenas marcan a cada generación, el final de Con faldas y a lo loco, el de Casablanca, o el combate de Luke y Darth Vader en El Imperio Contrataca; y otras transcienden y se fijan en el ADN cultural de una sociedad.
La coincidencia del centenario de Luis García Berlanga con la inminente y reiteradamente anunciada llegada de los fondos Next Generation, provocan la inevitable conexión con la película ¡Bienvenido Mr Marshall!
Aunque algunos tengamos recuerdos en una amplia gama de grises, obviamente ya no vivimos en blanco y negro. Nuestras escuelas ahora tienen pizarras digitales en donde los mapas nos muestran la Unión Europea, lejos queda el Imperio Austrohúngaro, pero en el fondo seguimos manteniendo los mismos estereotipos que la voz de Fernando Rey describe al inicio de la excelente película de Berlanga.
Personalmente tengo la sensación de ser protagonista invitado de esta nueva versión del siglo XXI que podemos titular ¡Bienvenido Next Generation! en la cual nuestro “guapo” y “docto” presidente asesorado por Iván Redondo el valido, que no válido, no cesan de hacer planes, que llegan hasta el 2050.
En donde unas pocas voces alertan de lo que nos va a costar.
Mientras nuestro presidente, que ha cambiado la boina por las gafas de sol, y como José Isbert pide ideas a las fuerzas vivas y como el alcalde del pueblo nos discursea con mucha palabrería y poca hondura. “Como presidente vuestro que soy os debo una explicación…”, aclaraciones que nunca llegan. Como exjugador de baloncesto ha mantenido la posición durante 29 segundos ante un septuagenario Biden y nos quiere hacer pasar por el aro de su gran logro.
Entre tanto nadie sabe cómo se van a repartir los fondos pero nuestros ministerios, consejerías autonómicas y ayuntamientos, como en la escena de la plaza del pueblo confeccionan listas de deseos a los cuales acuden multinacionales con beneficios, empresas desahuciadas, asociaciones empresariales, pymes, sindicatos, autónomos… Todos piden algo y sueñan con ello. O tienen pesadillas como la de D. Cosme.
Uno se pregunta cómo Berlanga, Bardem y Mihura pudieron colar semejante crítica, y es que la famosa censura franquista estaba más preocupada en la carne que en el espíritu.
Justo lo contrario de la actual “progrecensura” que sufrimos. La cual persigue cualquier discrepancia ideológica o intento de libre pensamiento, tildándolo de fascista o peor. Pues ahora los neocensores de la caverna mediática han encontrado un nuevo insulto: el de paradorojismo. La heterodoxia siempre ha sido mal vista en este nuestro país, igual da que sea en términos sociopolíticoeconómicos, como en la forma de defender la profesión, o vivir la fe.
La astracanada escena del salón, es un símil de nuestra actual política, mucho ruido, pocas nueces y todas queriendo sentarse en el sillón. Y la escena del avión con los reyes magos sigue siendo la triste actualidad en nuestra España vacía, ahora el tractor lo debemos sustituir por los servicios y las infraestructuras, incluido el peaje.
Como en la primera versión los habitantes Villar del Río, que no del Campo al final pagan como pueden su particular carnaval, a nosotros también nos tocará aportar para cubrir la deuda, “y todo quedará en orden y nadie se acordará de nada, ahora la consigna es no preocuparse” nos relata la voz de nuestro mejor Quijote. Y España “vuelve ser lo que ha sido siempre, sale el sol, todo brilla y todo vuelve a repetirse”. Mientras vemos, una vez más, cómo el autobús de la historia se vuelve a marchar.
Y cantaremos europeos, vienen a España gordos y sanos. Os recibimos europeos con alegría. ¡Olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía!
Hay muchos flecos sin aclarar en el rimbombante Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Poco por no decir nada es lo sabemos de las reformas fiscal, laboral y de las pensiones. Lo único, los numerosos globos sonda que lanza el Gobierno y que tan pronto como suben, estallan. El abuso de la contratación laboral de la que se queja la ministra Díaz es mayor en la administración que en el sector privado, y es que la administración es la primera en incumplir sus normas y directrices. Lo mismo con los pagos a proveedores, aunque en este punto algo ha mejorado.
Este año también es el centenario de otro monstruo del cine español, quizá más completo que Berlanga pues este además de dirigir y escribir, también actuaba, mucho y muy bien. Además, fue académico de la lengua (letra B mayúscula). Me refiero a Fernando Fernán Gómez. Aunque tenía un carácter más huraño, por eso muchos se olvidan de su centenario.
Pero algunos nos acordamos de su famoso exabrupto: ¡A la mierda! Y allí enviamos en quien usted está pensando, mientras entonamos cuan borregos: Europeos, vienen a España gordos y sanos. Os recibimos con alegría. ¡Olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía!