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Eppur si muove

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Efe

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Pese a la apariencia de estabilidad, inmovilidad, petrificación y estancamiento en el reino de Orbanistán la ciudadanía y los partidos políticos de la oposición se mueven.

Ya hace dos años seis partidos políticos fueron capaces de unirse en una gran coalición de cara a las elecciones municipales, y esta unión, que abarcaba partidos que cubrían un amplio arco ideológico, algo hasta entonces inaudito en la política húngara, fueron capaces de arrebatar al Fidesz, partido del gobierno, 11 de los 23 ayuntamientos más importantes del país, Budapest incluida.

El éxito obtenido demostró que “la unión hace la fuerza” y marcó el rumbo que debían seguir los partidos de la oposición si querían enfrentar, con unas mínimas garantías de éxito, las elecciones generales del próximo mes de abril que tendrán lugar en Hungría.

El ejercicio de la democracia que están experimentando los partidos de la Unión, les ha llevado a pactar un mínimo programa en común y a acordar la realización de primarias para los 106 distritos electorales en que se articula al país, en los que se invitó a todos los ciudadanos que quisieran a votar, democracia directa, algo muy novedoso si lo comparamos con el anquilosado sistema que se utiliza en España, en el cual sólo los afiliados pueden hacerlo.

Cada ciudadano en su distrito electoral depositaba dos papeletas, una para el candidato a distrito y otra para candidato a primer ministro, y así se han elegido los 106 candidatos que presentará la oposición en las próximas elecciones generales, quedan seis meses para fortalecer las alianzas y para que los elegidos tomen contacto directo con los electores y conozcan sus preocupaciones.

Los líderes de los partidos coaligados: Coalición Democrática (DK), Jobbik (derecha), LMP (verdes), los Socialistas (MSZP), Momentum y Párbeszéd también se comprometieron, a crear bienestar y paz social, restablecer el Estado de derecho, restaurar la independencia de la fiscalía y el poder judicial, unirse a la Fiscalía Europea, restaurar la libertad de prensa, crear una nueva constitución y una nueva ley electoral y a la elección directa del primer ministro de Hungría.

Para que la ciudadanía pudiera conocer a los candidatos que se presentaban a primer ministro se llevaron a cabo dos debates televisivos con los 5 candidatos que se presentaron al puesto y se acordó una elección a dos vueltas.

Unas 633.811 personas emitieron su voto en las primarias según datos publicados por elovalasztas2021.hu: Dobrev (DK) recibió 214.319 votos (34,76%), Gergely Karácsony, (MSZ), Diálogo por Hungría (P) y LMP) obtuvo un total de 168.396 votos (27,31%). En tercer lugar, Péter Márki-Zay del Movimiento Hungría de Todos (MMM), pequeño partido que miembro de la Unión en los últimos meses, recibió 125.944 votos (20,43%). Unas 86.909 personas (14,1%) votaron por Péter Jakab, el jefe del partido de derecha Jobbik. El presidente de Momentum, András Fekete-Győr, recibió el apoyo de solo 20.944 personas (3,4%).

Como hecho inesperado y novedoso Gergely Karácsony renunció a presentarse en la segunda vuelta dando paso al tercer candidato Péter Márki-Zay, quien finalmente ganaría la votación definitiva, obtuvo el 56,71% de los votos, mientras que Dobrev tuvo el 43,29%, según anunció la comisión electoral primaria la noche del domingo 17 de octubre.

En la segunda vuelta también votaron más de 600.000 personas. En total, sumando personas de las dos votaciones se llegó a 810.000 electores. Parte de los votantes de la primera vuelta no votaron y por el contrario se incorporaron otros 200.000 votantes nuevos, la mayoría de ellos jóvenes y profesionales.

Péter Márki-Zay, político conservador, es licenciado en ingeniería, marketing y economía, es católico practicante y padre de siete hijos y ha vivido y trabajado dos décadas en Canadá, Estados Unidos y Hungría como gerente de marketing. En la actualidad es alcalde en su ciudad natal, Hodmezovasarhely, donde ganó al partido Fidesz en las últimas elecciones municipales abanderando la lucha contra la corrupción.

Se abre pues una etapa de esperanza de cambio en Hungría donde se ha sabido superar la dicotomía izquierda-derecha, dado que lo que hoy está en juego en nuestro mundo global y también en Europa es autoritarismo versus democracia, y eso sólo se conseguirá si se reduce drásticamente el papel de los partidos, se establecen puentes entre todos ellos, y el poder vuelve a manos de los ciudadanos como servicio temporal acotado, y se logra superar la perversa profesionalización de la política.