Me ha escrito María muy desconsolada. Me dice que su novio la ha dejado. Y acostumbrada a pasar largos fines de semana entretenida con largos besos, ahora se los pasa mirando a través de la ventana de su habitación besada sólo por la luz de día
Me dice que ha vivido una leyenda de besos, pero todos ellos tan frágiles, tan huidizos y volátiles que se parecen a un sol asturiano. Poco puedo hacer yo por ella, solo algunos versos apresurados y de media escuela.
LAS CREENCIAS DEL BESO
Tú te equivocas
si crees que el beso
está en la boca.
No está en la boca
ni está en los labios,
está en el pico
del papagayo.
Quizás al fondo
de tu enagua
sueña redondo
en una lágrima.
De cualquier modo
decirte puedo
en qué país
se quedó preso.
No tiene raíz
fija en los ojos
y sella otros labios
de rostros pálidos
manicelosos.
No halla reposo
y bien ofende
que algo en su gozo
desasosiegue.
Dime que labios
te lo requieren.
Ayer te han visto
pasar de largo
por el camino
del desengaño.
Yo sólo te digo
que no está en los labios,
está en el pico
del papagayo.
Fue un picotazo.