Opinión

Política para adultos

Carlos Herrera, Fernández Mañueco, Pablo Casado, Mariano Rajoy, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, este miércoles en el Casino de Madrid.

Carlos Herrera, Fernández Mañueco, Pablo Casado, Mariano Rajoy, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, este miércoles en el Casino de Madrid.

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En la presentación de su libro, Mariano Rajoy intentó acercar a la presidenta de Madrid con el presidente del Partido Popular, Pablo Casado. Ciertamente el intento resultó en vano, separados en la primera foto por el propio Rajoy, tras el intento de este de que estuvieran juntos en la foto, y después por su propia mujer, durante la presentación del libro.

Rajoy es un político de tablas, tiene en sus espaldas años de dedicación a la política, el titulo del libro no podía estar mejor elegido, pues por un lado llama a la madurez de los dirigentes de España, y como doble sentido a lo pornográfico que resulta ver el espectáculo de este Gobierno.

Se pudo ver a una Soraya Saenz de Santamaría entrando solitaria, con los puñeteros medios dando la murga preguntándola sobre el libro, a lo cual ella respondió que no hablaba de política. Nada que decir del movimiento de cámaras ni comentarios de los nuevos presentadores, pues resultan de un infantilismo tremendo y de la prensa más verde de este país, hablando de adultos.

El duelo entre Casado y Ayuso va más allá de quién debe ostentar la presidencia del PP en Madrid, va a la propia presidencia del PP para futuras elecciones, más allá de las que tengan que venir, cuando Sánchez eche un pulso a sus socios de gobierno en las urnas.

Pedro Sánchez lleva casi una legislatura, después de la moción de censura gobernando, y de censura se debe hablar en el medio público de España, a todo lo que no es bonanza y buen hacer de este gobierno, censura al discurso de cambio que existe en el PP por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Casado se dejó barba en su cara, después de perder las elecciones en las que Aznar influyó tanto -se hizo presente su ausencia, al igual que la de Cospedal- las barbas no son ninguna garantía de prestigio por mucho que estén de moda en España, las ideas no salen de las tomaduras de pelo de la cabeza. Y es que está en juego en ello su propio destino político, pero este destino está mucho más marcado por su carencia de contrapeso al poder de Sánchez en el congreso de los diputados que a su lucha con Ayuso.

Almeida mediando, sin saberse en realidad cuales son los propósitos de este niño bueno, aunque tenga como papel dar la cara a la prensa.

Me queda la amistad de Soraya a Rajoy como verdadera relación adulta, de amistad, en la que la palabra política es de ninguna importancia, ni representa la impostura de todo lo que rodeó a los dos jovenzuelos que luchan por ser los próximos presidentes de España.