Cuando se siente vergüenza de ser español

El ministro Garzón.

Cuando uno decide sentir vergüenza de su país, del hecho de ser español, no sólo vergüenza sino culpabilidad por serlo, hasta el punto de tener que excusarse por ello en un medio extranjero Británico, sin otra intención que la de fortalecer su posición de poder en el gobierno de España soltando soflamas que demuestran su incompetencia como ministro de consumo, se genera la desconfianza alarmante hacia los representantes de Unidas Podemos, no sólo por el extracto de la sociedad que está en desacuerdo con sus políticas, ya conocidas, y elegidas desde la más absoluta democracia y libertad, sino por el propio presidente de España.

Esta democracia que en parte sigue siendo joven, está siendo ideologizada por la izquierda, hasta el punto de generar un aumento de desconfianza entre los españoles. Desconfianza que llega ya a afectar a los miembros de las propias familias, a dividirlas. Esto no sucedía desde la dictadura de Franco, no llega al punto afortunadamente de la que hubo y catalizó la guerra civil.

Franco y la propia izquierda polarizaron los extremos y sólo desde la transición surgió una derecha que se fue centrando y una izquierda que evitó los extremismos.

El odio, desafortunadamente, está surgiendo entre los españoles, a lo mejor no es odio, y tan sólo mala leche. Esperemos que sea eso lo que nos hace tirarnos los trastos entre unos y otros.

En España no hay guerras, ni la posibilidad de golpes de estado, tenemos un gran país, con educación pública que garantiza la posibilidad del progreso en la vida adulta, tenemos una buena sanidad gratis que protege nuestra salud, trenes de alta velocidad, una red de carreteras bien diseñada. En definitiva, en estos años desde la transición no podemos negar que España ha despuntado, se ha desarrollado. Hay más libertad de prensa que nunca, medios de todas las ideologías, se lucha contra la corrupción hasta el punto de llegar a investigar los negocios, que van más allá de la propia vida privada, del garantista de nuestra democracia tras el golpe de estado de Tejero, del Rey emérito.

Se ha generado con el voto libre, un gobierno bicéfalo. Garzón es la alarma que resuena en el PSOE y que indica una posible ruptura del pacto que posibilitó ser presidente a Pedro Sánchez.

Esta alarma, generada por un ministro, con poca visión de país, es usada por Yolanda Díaz, que poco a poco va fortaleciendo su calado en la izquierda y su posición de poder en el gobierno permitiéndola hacer políticas extremas como la reforma laboral, que separan más a Unidas Podemos del PSOE. Tras la marcha de Pablo Iglesias, el gobierno con dos cabezas se hace cada vez más evidente, generando ingobernabilidad.

No creo que Garzón se dé cuenta de su utilización por los miembros del partido al que apoya desde una Izquierda Unida que eliminó de cuajo por propia ambición, más bien su necesidad de expresar su constante desasosiego de su españolidad sin caer en que puede llegar a afectar a las exportaciones de la carne que tanto necesitan los ganaderos. El ministro de agricultura debiera plantarse, pero Sánchez frenará cualquier intento que lleve a nuevas elecciones por el temor a perderlas con la auténtica rival Yolanda Diaz. Garzón y su inutilidad en un ministerio de poco calado, seguirá haciendo de la suyas, probablemente más desde la incompetencia que desde su estrategia.