La presidenta de Navarra, María Chivite.

La presidenta de Navarra, María Chivite. Eduardo Sanz EUROPA PRESS Pamplona

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El enemigo está en casa

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Pasado el triunfal y olímpico año 1992, volvíamos a entrar en una crisis económica.

Corría el año 1993, un joven, de 30 años, acudía a la cita del equipo con el director de planta de una reconocida multinacional de productos lácteos.

Tras los saludos de rigor y buenas normas, el gerente entró a saco en el asunto de su convocatoria. Que era la explicación de los presupuestos y producciones de la planta para el nuevo ejercicio.

Antes de despedirse el director se sinceró y les hizo participes de sus preocupaciones. Aunque nosotros somos líderes, con una cuota del algo más del 50% del mercado nacional, solemos pensar que el enemigo es nuestra competencia.

La economía está cambiando. La crisis ha hecho que las minoritarias marcas blancas atraigan a los consumidores por precio, no por calidad. Los fabricantes hemos caído en su trampa, por querer completar o saturar nuestra capacidad productiva. Y la distribución no arriesga, ni invierte en I+D ni en saber hacer. Están aumentado su cuota de mercado y con el tiempo se llevarán un buen pedazo del pastel. A pesar de todo esto, el verdadero enemigo lo tenemos en casa. Son nuestras fábricas hermanas, hay que producir en calidad también como ellas y en costes mejor que ellas. Ya veis, los informes comparativos que recibimos de todas las plantas del grupo. Con el tiempo, aquellas palabras fueron proféticas, aunque ni la calidad, ni los costes fueran los motivos del posterior cierre.

Hoy, aquel joven está a punto de duplicar su edad y convertirse, como dicen ahora, en sexuagenario. Y su amigo de Unciti, con esa mirada vivaracha de los de la cuenca, le comenta que es mejor ser “sesentañero” que sesentón. Además de sumar años, acumula crisis superadas, como muescas tenían los colt de los pistoleros del lejano oeste.

Por eso, sabe que, por una vez, los sindicatos de una empresa están jugando bien sus malas cartas. Dura y difícil papeleta para Alfredo Morales y el comité de VW Navarra, que deben mostrar una unidad sin fisuras, a pesar de las próximas elecciones sindicales y de la rumorología interesada de los titiriteros que manejan los hilos y los tiempos.

Es posible que el Gobierno Foral esté trabajando en la sombra, aunque intuye que no todo lo que debiera. Hay muchos intereses electorales en juego y no sólo en el tapete rojo de Navarra. 5 escaños al congreso por Navarra frente a 48 en Cataluña, de ellos 32 en Barcelona, donde está SEAT-Martorell.

La consejera de Economía y Hacienda, y ahora mujer fuerte del gobierno, junto con el consejero de Industria deben tener en cuenta que no es lo mismo una fábrica de 5.000 trabajadores que de 3.000. Y lo que esto supone, en número de contrataciones, si se multiplica por 3 ó 4 según el estándar del sector de la automoción. Además de su contribución e impacto en la economía y la Hacienda Foral. No hablamos ya de una posible pérdida de 2.000 puestos. La horquilla va entre 6.000 y 8.000.

No hace falta recordar que el sector privado soporta al público. Si el primero pierde puestos de trabajo en gran número, hay que generar por lo mínimo esos mismos empleos para mantener el estado de bienestar, o seguir subiendo impuestos. Por cierto, estos empleos que peligran son estables (indefinidos en su mayoría) y bien remunerados en comparación a la media salarial.

En Valencia, Ximo Puig (PSOE Valencia) no ha perdido el tiempo y se ha curado en salud, frente a la posible pérdida de empleo en Almussafes (Ford se ha descolgado del PERTE y mantiene una estrategia ambivalente en cuanto a la descarbonización con el lanzamiento del Mustang V8 de 5 litros junto con el Match-E), ha conseguido la nueva fábrica de baterías (3.000 puestos). Las gallinas que entran por las que puedan salir.
Por todo esto, las declaraciones de la Sra. Chivite (PSOE-PSN) parecen insuficientes, y las actuaciones públicas del ejecutivo foral no están a la altura de las aspiraciones y necesidades que demandan los trabajadores y votantes de VW Landaben y sus proveedores. Hay que poner sobre la mesa los esfuerzos de la plantilla (aumento de productividad -30 coches al día- y 5 días de jornada más anual sin subida de sueldo) para conseguir el tercer modelo y una estabilidad en la empleabilidad de la factoría de 15 años, la cual ahora está en peligro. Unido a la incertidumbre laboral de esperar los jueves para ver cuánto y cuando tendrán que trabajar la semana siguiente. Y, a su vez como el SEPE se retrasa, y ahora ya sin motivo, en abonar los días de ERTE. No hace muchos años, por menos se manifestaban y tomaban Pamplona.

Fruto de las todavía calurosas noches junto a los recientes y numerosos titulares. Los viejos fantasmas han vuelto a resurgir del pasado. Recordando que el enemigo está dentro, en casa. Pero ¿en cuál, en el grupo VW, en el PSOE, en ambas?

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