Recientemente se sancionó la denominada “Ley de Nietos”, la cual brinda la posibilidad de obtener la ciudadanía española a un segmento poblacional de familiares directos de inmigrantes.



Esta Ley fue muy bienvenida en Argentina, toda vez que es muy triste y especialmente muy duro, ver a diario la cantidad de jóvenes talentos que deciden marcharse del país.



Muchos españoles se preguntarán: ¿para qué deseamos recibir a más gente si ya nosotros estamos padeciendo las secuelas de esta gran crisis?



Es cierto.



Pero permítame estimado lector una visión positiva.



El argentino que emigra a España se acostumbró a vivir en un país donde abona más de 170 impuestos y no posee reciprocidad alguna por parte del Estado.



En efecto: a pesar de trabajar seis meses para el Estado y solo los restantes son para sus necesidades básicas y bienestar, le será impensable la compra de una casa en cuotas con un crédito hipotecario.



Ello es así toda vez que un salario promedio oscila en los 300 y 400€ cuando el costo de un inmueble de un ambiente es de aproximadamente 80.000€.



Entonces, ante todo este panorama desolador, sin proyectos ni esperanzas, la persona talentosa, lamentablemente, emigra.



Ahora bien, esa persona va en búsqueda de su futuro, a esforzarse, tal como lo hicieron sus abuelos o bisabuelos, combatiendo el desarraigo y la tristeza de dejar a miles de kilómetros de distancia a sus seres queridos.



Parece mentira, pero hoy el proceso se da exactamente a la inversa de lo sucedido en 1904 a 1910, años en que se registró la mayor afluencia de extranjeros en nuestro país.



Sepan que esos argentinos van -como decimos aquí- “curtidos” de los cimbronazos de la vida, viviendo con el 100% anual de inflación y no sabiendo al levantarse por la mañana los precios que deberán abonar por los alimentos.



Entonces, ese argentino que decidió echar sus raíces en ese hermoso y querido país como lo es España, aportará no sólo su experiencia de vivir desde que nació en un terreno terriblemente hostil, sino que, seguramente, muchos iniciarán sus proyectos los cuales fueron, lamentablemente, imposibles de llevar adelante en el país donde nació, beneficiando a España quien recibirá sus frutos.



De igual manera sucede con los ejecutivos que contratan las empresas españolas.



Lejos de ser holgazanes, son hiperactivos, y lo que podría representar un tema delicado y sensible, con todo lo que debió padecer en un país inestable, esa experiencia la volcará en España, quien aportará su opinión desde su propia experiencia.



Por último, una autorreferencia.



En el año 2019 tuve el honor de brindar la primera charla para una empresa muy renombrada de España.



Algunos consejos fueron:



Conserven a sus excelentes empleados, sean empáticos con ellos y conténgalos ante un problema, toda vez que son el motor de todo crecimiento.



No friccionen entre los socios, accionistas o directores, toda vez que ello, inexorablemente, lleva al fracaso.



Contraten profesionales que no solo que sean excelentes académicos, sino que posean mucha experiencia para afrontar tiempos de crisis, toda vez que no es lo mismo pasarse el tiempo en una biblioteca que trabajando 12 horas al día contrarrestando los problemas de una empresa en marcha.



Realicen previsiones para épocas de crisis, inviertan, pero no retiren capital, excepto haber alcanzado las metas propuestas y tener no menos de tres años de facturación asegurada.



Luego vino la pandemia y lo que sucede actualmente.



Próximamente daré mi cuarta charla a esa empresa que, por suerte, a pesar de todo lo que sucedió a nivel mundial producto de la pandemia, no despidió ni siquiera a un solo empleado de su nómina.



Esa empresa es integrada por profesionales de argentina descendientes de españoles quienes volcaron toda su experiencia en la misma dado que vivieron a flor de piel la crisis Argentina del año 2001.

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