El filósofo brasileño R. Farias Brito (1842-1917), muy desconocido en España y mal leído en Brasil, construyó un sistema filosófico que yo denomino inmaterialismo objetivo (tome nota la Fundación Gustavo Bueno).

Para Farias Brito las ideologías son una rama de la zoología porque los políticos al llegar al poder no se preocupan de la justicia, sino de la manera de obtener proteínas para sí mismo y su camada, familia, afines, etc.

En España, me temo, habría que regresar a Alfonso X el Sabio o a los Reyes Católicos para encontrar políticas al servicio de los intereses nacionales, sin parásitos ni sanguijuelas. Tal vez, en la Comunidad de Madrid, tan perseguida por los bichos, todavía podamos hallar algo parecido. El poema ayude a ponerlo de relieve.

Las sanguijuelas de Madrid

Hay caminos que odian la avenida,

hay tiempos de silencios insumisos,

viajeros sin programas ni permisos,

sin recetas de miedo y despedida.

Son caminos de retorno y de memoria

escritos para aquel que los recorra

y si el tirano los teme y los borra,

aparecen con más fuerza y más gloria.

Hay caminos también con lentejuelas,

donde brillan más los sapos y quien croa,

como bichos de las charcas de Moncloa

que salpican Madrid de sanguijuelas.

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