Cuando la vida te la juega por amores que no vienen de lo hondo de tu corazón, cuando uno deja su pasado y medio premio Nobel lo usurpa ella entre eventos vacíos incapaces de llenar las páginas de tu vida desde el Perú a Nueva York, París y Madrid, donde las trampas vienen súbitas de deseos de la madurez más temprana, de esa que aún no olvida lo que fue la cama en la embriaguez de la juventud donde empezaron a escribirse las páginas de los primeros libros, uno debe de tragar las baldosas de los baños y cocinas para digerirlo todo como una mala comida y dejará un mal sabor de boca que los lectores mitigaremos con una lectura de nuestro alivio, pues el que este libre de pecado tire la primera piedra.

Sin duda, en París, donde tanto viviste y escribiste rodeado de tu verdadero mundo recuperarás tu mitad de premio Nobel porque eso no se gana con operaciones de cara que no impiden que el deterioro de la edad avanzada deje de alertar a hombres de redes malditas.

Mi querido Vargas Llosa, personaje de novela te ha tocado vivir, pues el escritor lleva todo dentro hasta aquello que es el engaño que tantos lectores veíamos venir.

Feliz 2023 hacia París de la España que te quiere.

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