Hay un proverbio español que dice que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. En las empresas se usan los sistemas de calidad para evitar que este refrán se haga realidad. Es típico que en los cursos de calidad se cuente que los primeros controles de calidad se iniciaron en la industria norteamericana, durante la segunda guerra mundial. Al transformarse la industria civil en una maquinaria de guerra, se percataron que salían muchas armas sin ánima, en vez de ser un tubo por donde salir las balas y los obuses, eran cilindros macizos. Esto suponía un derroche y desperdicio. Para evitar estos errores, y subsanarlos cuanto antes comenzaron los controles, las instrucciones de trabajo, los procedimientos, y posteriormente las normas y los sistemas de certificación.

¿Por qué cuento todo esto? Por el caso Mediador o de Tito Berni. Es inadmisible que haya ocurrido.

Alguna vez ya hemos dicho que, en una sociedad democrática, el parlamento tiene fundamentalmente dos funciones, que son: legislar y controlar al gobierno.

Estamos viendo que, a la hora de legislar, sus señorías son unos chapuzas, pese a sus numerosos asesores. Ahí está la ley del sí es sí, la de protección de los animales, los despropósitos en las ayudas unas se fijan según IRPF y otras no, etc.

En cuanto controlar al gobierno, el pecado es de origen. Ya que el poder legislativo es quien elige y sustenta al ejecutivo con lo cual difícilmente va a controlarle. Por eso tras numerosos casos de corrupción seguimos sin controles, ni procedimientos para evitarlos, tanto internamente de los partidos, como desde los distintos niveles administrativos. Como estamos descubriendo estos días. ¿Qué pasa con la chatarra en Valencia?

En 1960, Alfred Hichcock rodó Psicosis, y en 1998 Gus Van Sant la mala copia, plano a plano, pero en color. El caso Mediador de 2023 es la nueva versión del caso Roldán de 1994. Políticos en calzoncillos en orgías con prostitutas, drogas, alcohol y maletines de millones que pasan de mano en mano y desaparecen. Diluvia sobre mojado.

Repito, es inadmisible, inaceptable, inconcebible e intolerable que, con tanto caso de corrupción, de "hunos y hotros", no se hayan diseñado sistemas para evitarlos. Tanto dentro de cada partido como en los distintos órganos de la administración. Como en la película citada, se repite cual moviola la jugada de Roldán, incluyendo a un exgeneral de la Guardia Civil, que está sirviendo de cortina de humo para el resto de trileros y mangantes. También hay supuestas obras nunca realizadas sobre las cuales Marlaska, como Simón Pedro, desoyó tres veces.

Caso Mediador: la mejora continua ¿para qué?, si sus señorías cobran lo mismo sin hacer su trabajo.

El Mediador ha declarado que hay hasta 15 diputados, un 12% de los del PSOE, que parecen estar involucrados. Nada sabemos de quiénes son estas nuevas incógnitas, quizá con el tiempo, cuando haya prescrito el caso, sepamos quiénes son. Los socios de gobierno que hablaban de transparencia y del Señor X, parecen estar a gusto con esta media luz y más de una docena de letras del rosco de Pasapalabra por descubrir.

Si vamos sumando todos los casos de corrupción de nuestros gobernantes, indistintamente del signo político y los millones desfalcados, y añadimos los sueldos de los asesores del Gobierno y sus familiares y amigos colocados a dedo, no necesitaríamos los fondos Next Generation para nada. Claro que así no tendríamos campaña de marketing gubernamental.

Hablando de campaña de marketing, me pregunto de dónde ha salido el dinero que el Gobierno Foral ha empleado para informarnos de las loas de la "legislatura del Bien Común". Estaría bien saber si lo han pagado a escote los partidos de la coalición o ha sido a costa de todos o de los citados fondos. No parece ético hacer propaganda partidista a costa del erario público. Mejor emplearlo en bajar las listas de espera de salud, eso sí que es bien común.

Para acabar, recuerdo las recientes palabras de Luis Landero en su discurso en el Teatro de Romano de Mérida en el día de Extremadura: "Queridos políticos: iréis de cabeza al infierno. Pero no por haber sido perezosos, bebedores o puteros, o codiciosos, o serviles, o cobardes, o descreídos. No, eso Dios lo perdona. Iréis al infierno por no haber traído a Extremadura el tren que Extremadura se merece".

Donde pone tren de Extremadura, podemos poner lo que a usted querido lector más le preocupe.

Claro que como el infierno no existe para nuestros políticos, no lo temen. Sólo temen que no les voten o que los coloquen en las listas en puestos de relleno y que no lleguen a tocar sillón.

¿Y si existiese? ¿Sinónimo de infierno que contiene la m de "mediador" y de "mejora continua"?

Ultramundo. Ahí debieran ir todos los implicados tras devolvernos lo robado.

Es malo generalizar, siempre hay algún político honrado y honesto. Y estos debieran elevar su voz para limpiar el gremio y poner remedio con protocolos de control.

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