Ni un español sin vivienda

¿Cuántas viviendas de alquiler asequible ha prometido Pedro Sánchez y el PSOE antes del 28M? EFE

"Construiremos 100.000 o 200.000 viviendas en un plazo relativamente breve, y lo haremos con nuestros propios medios, sin acudir a nadie, porque no necesitamos ayuda para ello. España tiene recursos para resolver autárquicamente el fundamental problema de las casas destinadas a las clases medias y al proletariado"

(Francisco Franco, discurso en 1938)



El título de este artículo es el eslogan de Franco en los cuarenta. Por hablar que no quede. Da igual 100.000 (Franco o Ábalos) que 200.000; o que 50.000 + 43.000 + 20.000 (Sánchez). Tema de tertulias y portadas o spots de propaganda para que se oscurezca el asunto más grave: la Ley de Vivienda.



Tenía yo ocho o diez años cuando, a escasos 400 metros de mi casa, seguían viviendo en cuevas excavadas en la tierra un montón de familias en el perímetro del campo de futbol de La Guindalera. Era 1951. Pero en fotografías y en el NODO se veía a Franco entregando llaves en Brunete o Belchite o cualquier otra población devastada por la guerra. No se cumplió el objetivo. Un ejemplo: El "Cerro de Palomeras": Proyectado en agosto del 39 para 15.000 habitantes en 3.300 viviendas con los servicios administrativos, religiosos y políticos precisos: Lo único que se construyó fueron 4 bloques paralelos de doble crujía y 2 plantas (208 viviendas), levantadas por los propios usuarios bajo supervisión de Regiones Devastadas.

Otro: Nuestra Señora del Buen Suceso, en Cea Bermúdez, lo comienza la Obra Sindical del Hogar en los 40 y la termina el Instituto Nacional de la Vivienda ¡en 1955!

En 1944 nace el Plan Nacional de Vivienda para el decenio 1944-54. Se proponen construir 1.400.000 viviendas. Se edificaron 314.265 en todo el período.



Pero la historia de las tropecientas mil viviendas no es la cuestión. Es sólo la carátula política de las leyes de Vivienda e Inquilinato de cada momento. Entonces y ahora.



Lo primero que aprendí, allá por los años 60, en las clases de Economía Política del Profesor Prados Arrarte –aparte del dilema presupuestario del gasto entre "cañones o mantequilla"—fue que la protección extrema del inquilino por parte de la legislación franquista, había logrado era acabar con el inquilinato.



Por entonces, en los sesenta, en España el 70% de las familias eran propietarios de sus casas (78% en 1989) frente al 30% modal en Europa.

Todavía en 1991 el 66% de las amas de casa llevaban más de 10 años viviendo en la misma casa y el 37%, más de 20.



¿Se ignoraba el efecto destructor del mercado inmobiliario de una normativa tan intervencionista? No. Había mucha historia. En España había experiencia desde 1838 y, especialmente, con la Ley de Casas Baratas de 1911. ¿Lo ignoran ahora el Gobierno y sus socios? Lo dudo. Son bastante ignaros y novatos en esto de redactar leyes, como hemos visto no hace mucho; pero lo dudo.



Entonces ¿why did the chicken cross the road? ¿Cuál es la finalidad de la norma? ¿Qué se planteó Franco (y ahora Sánchez) como objetivo en todos los planes relacionados con la política de vivienda a partir de 1956?



A partir de los años cincuenta el franquismo toma conciencia del efecto extraordinario de su política de vivienda: la limitación de la movilidad. El descontrol sobrevenido por la diáspora hacia las ciudades induce al control de la población provocando una dificultad insalvable, o muy costosa, del cambio de residencia una vez instalado en una propiedad. La propiedad y, sobre todo, el endeudamiento por un largo período para obtenerla, son disuasorios de cualquier migración. También por el derecho adquirido en el contrato de inquilinato a mantener un coste en disminución relativa permanente.



Las ideologías de orientación autócrata –y el socialismo lo es—tienden a controlar al individuo. Sea a través de la movilidad física o de la tarjeta de crédito poniendo dificultades al pago en efectivo. Da igual el instrumento. Cualquier herramienta es buena para poner barreras a la libertad.



En los ochenta, dado el incremento de la movilidad laboral de la población, incluso en la misma ciudad de residencia, se sugirió al Gobierno de González y al Ayuntamiento socialista que se pudiera cambiar la vivienda en propiedad mediante permuta, reduciendo el coste fiscal mediante el canje. "Santiago y cierra España". Ni respuesta.



Por fin, tras un siglo de una estrategia de distorsión, en 2013 se cambia de foco en la política de ayudas públicas a la vivienda, destinándolas más a la rehabilitación y al fomento del alquiler, que a la construcción de vivienda nueva y a la compra. En ese año se liberaliza el mercado del alquiler y se suprimen los beneficios fiscales a la compra de viviendas. Muchos pequeños ahorradores, víctimas de los grandes operadores bursátiles, pasan su ahorro a un sector que pueden autogestionar.



Y aparece el señor Sánchez y diez años después nos hace retroceder cien años.



Ahora, ya pueden llorar los pequeños propietarios que buscaron en el ladrillo un complemento de la jubilación. Mis amigos taxistas. Ni flores.