Lo que he visto en la Puerta del Sol

Imagen de Bolaños discutiendo con la jefa de Protocolo de Ayuso. Laura Mateo

Pocas veces había sido testigo directo de una noticia como la que lleva actualizando EL ESPAÑOL desde el mediodía de ayer, 2 de mayo. Aun a sabiendas de que ninguno de los asesores (por mí pagados) de los protagonistas (y mucho menos los propios protagonistas) leerán esto, no me resisto a escribir este grito, a modo de desahogo ciudadano.

Mal el Gobierno autonómico de la Comunidad de Madrid hundiéndose en el mismo fango de deslealtad institucional que siempre he criticado en sus homólogos vascos y catalanes. Ni los perjuicios causados por el Gobierno de la nación a Madrid, ni el afán de pretendida superioridad moral desde la que el adversario político plantea sus debates, justifican romper la unidad en forma de desplante al miniyo del sanchismo.

Mal el Gobierno de la nación impostando una interesada atención por una comunidad autónoma a la que se ha encargado de desairar y perjudicar desde el inicio de la legislatura. ¿Un ministro socialista recurriendo al "no sabe usted con quién está hablando" más propio de mindundis venidos a más de épocas pretéritas? ¡Qué lamentable, don Félix, qué lamentable!

Airearán muchos lo ocurrido como hazaña de quien fue la única capaz de plantar cara al sanchismo. Hiperventilarán otros pidiendo las sales y la aplicación del 155 a la Comunidad de Madrid por una protocolaria patada en el presidencial trasero propinada en la espinilla de su más fiel escudero en el Consejo de Ministros. ¡Váyanse todos a pastar! Yo me quedo parafraseando a Galdós y recordando que entre los muertos, que hoy se homenajeaban, siempre quedarán lenguas vivas para gritar que la ciudadanía no se rinde.