Laura Pausini ha dado el pistoletazo de salida a una nueva gira mundial en la histórica Plaza San Marcos en Venecia, y lo ha hecho en tres espectáculos que llevan su arte al máximo esplendor.
Estar en Venecia el 30 de junio (o el 1 y 2 de julio) no fue solamente "Un buen inicio", ha sido un magistral retorno para celebrar estos 30 años de carrera, en los que ha estado llena de éxitos y reconocimientos a nivel mundial. Millones de personas la siguen, la admiran y se sacrifican para estar en sus conciertos, donde lograr una mirada, un saludo o una foto se convierten en un antes y un después en la vida de sus fans. Ella no se siente una diva, es auténtica siempre y jamás ha perdido la humildad.
Laura ha hecho un puente entre el pasado, presente y futuro en estos tres conciertos, que han permitido a millones de personas transportarse en el tiempo, ya que lo que se ha vivido en Venecia es lo que logra el arte: conmoción, emoción, admiración, magia y, sobre todo, desborda talento. Ella no para, no la detiene ni un diluvio, ni un ciclón, es una artista que vive por y para sus fans, reconociendo siempre con emoción y humildad cuanto se esfuerzan a nivel económico para verla. Esa autenticidad, humanidad, empatía, carisma y una voz increíble la hacen única, y ello queda de manifiesto en cada una de sus presentaciones y en cada una de sus canciones, en que su voz parece tocar el cielo, porque nos regala su alma en el escenario.
La música es arte, y en pleno siglo XXI podemos ser partícipes de esa emoción en cualquier lugar del mundo a través de las redes sociales.
El arte trasciende el tiempo, deja un legado y atrae a millones de personas ¿Por qué? Porque vivir esa emoción marca nuestra vida, no sólo un momento, pues es un conjunto de emociones que permanecerán en el alma para siempre: y eso logra Laura Pausini.