La sombra de los prófugos de la justicia en el futuro de España

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras en Waterloo. Europa Press

Tras las elecciones generales del 23-J, España se enfrenta a una situación política delicada y preocupante. La dependencia del futuro del país y del Gobierno de personas fugadas de la Justicia española, como Carles Puigdemont, es motivo de inquietud para el Estado de derecho y la estabilidad democrática.

Resulta alarmante observar cómo partidos como Junts exigen, para otorgar sus votos, propuestas que van en contra de la Constitución, como el referéndum de independencia para Cataluña o las amnistías para los implicados en el proceso independentista. Es hora de reflexionar sobre la necesidad de una reforma de la ley electoral para evitar que estos partidos que buscan dinamizar nuestro Estado de derecho y democrático sean los que decidan el futuro de España.

La situación actual pone en evidencia un problema que debe ser tratado con firmeza y responsabilidad. La presencia de líderes políticos fugados de la Justicia española al frente de partidos como Junts plantea una serie de interrogantes sobre la legitimidad de sus decisiones y su capacidad para representar los intereses de sus ciudadanos. ¿Es aceptable que aquellos que evaden la justicia y eluden sus responsabilidades sean los que tengan influencia en las decisiones que afectan a toda la nación? Esta situación socava los fundamentos de nuestro sistema democrático y coloca en riesgo la confianza que los ciudadanos deben depositar en sus representantes.

Además, la exigencia de referéndum y amnistía es un planteamiento que va en contra de los principios fundamentales que rigen nuestro país. La Constitución española establece claramente la indivisibilidad de España y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Permitir este tipo de demandas que atentan contra nuestra Carta Magna podría sentar un precedente peligroso y abrir la puerta a otras reivindicaciones que cuestionen la integridad territorial y la igualdad de derechos de los españoles.

En este sentido, es necesario que se abra un debate serio y profundo sobre la reforma de la ley electoral. La actual legislación permite que partidos como Junts, ERC o Bildu, con agendas que cuestionan la unidad de España, tengan un peso desproporcionado en la toma de decisiones que afectan a todo el país. Es fundamental garantizar que todos los ciudadanos estén representados de manera justa y que no se permita que partidos con una clara intención de socavar nuestra democracia tengan un poder desproporcionado en la formación del Gobierno y en la configuración del rumbo del país.

Una reforma de la ley electoral podría contemplar medidas que aseguren la proporcionalidad de los votos emitidos con respecto a la representación parlamentaria, así como la inclusión de mecanismos de control para evitar que partidos con propuestas inconstitucionales o antidemocráticas tengan un protagonismo excesivo en el panorama político. Es imprescindible que los intereses generales de España prevalezcan sobre los intereses particulares y que se garantice la estabilidad y la cohesión del país en un momento crucial de su historia.