La música, como banda sonora de nuestras vidas, nos permite conectar con nuestra esencia, nuestro pasado, presente y futuro y, en este caso, Durar es la esencia de la vida misma, la música de fondo del presente de millones de fans de Laura Pausini. Es una canción que promete una celebración en grande de sus 30 años de carrera, coronados con un nuevo disco a fines de octubre y desde diciembre próximo en la nueva gira mundial.
¿Por qué esta canción ha sido un éxito a pocos días de su estreno?
Durar es una mágica metáfora, es un canto al amor, un himno a la vida, donde sentimos una montaña rusa de emociones a lo largo de ella. A medida que el tiempo transcurre y los años pasan, nos encontramos mirando hacia nuestros sueños e ilusiones de infancia; nuestra caja de emociones íntimamente guardada, a la que debemos volver para reencontrarnos con nuestra esencia.
El amor, al igual que un camino sinuoso, se va transformando, tomando nuevos matices y rumbos en cada etapa, pero siempre dejando una huella imborrable dentro de nosotros: el amor. Un sentimiento tan grande y especial que puede durar toda una vida, donde cada etapa tiene su propia esencia, y en el fondo de nuestros corazones, siempre volvemos al lugar donde atesoramos nuestros más locos y lindos sueños ("la nostra scatola"). Allí, en lo más profundo del alma reside nuestro pasado; el que ha forjado nuestro presente y, a su vez, crea nuestro futuro.
Cada frase tiene el poder de estremecer nuestros corazones al conectar con las emociones más íntimas, recordándonos la importancia de volver a esos recuerdos que nos definieron, que nos hicieron quienes somos hoy. A través de sus melodías y letras, nos invita a revivir momentos con nostalgia, apreciando el camino recorrido.
Durar nos recuerda que la vida es un constante fluir, que el amor evoluciona y se transforma, pero siempre queda arraigado en lo más profundo de nuestro ser. Nos enseña que nuestros sueños y esperanzas de antaño siguen resonando en cada paso que damos, en cada decisión que tomamos.
Por ello, es la conexión con nuestra esencia más pura, porque, al final del día, la música tiene el poder de transportarnos a lugares que sólo existen en nuestro corazón, desenterrando emociones que habíamos guardado durante mucho tiempo. Y esta canción nos recuerda la belleza y la magia de aquello.
Con su voz mágica y emotiva, Laura nos recuerda que el amor, aunque transformado, siempre perdura. Nos hace ver los altibajos de las relaciones, de cómo el tiempo puede cambiar la forma en que amamos, pero nunca puede borrar los sentimientos en sí mismos, recordándonos que el amor es un hilo conductor que nos acompaña a lo largo de nuestra existencia.
La melodía nos envuelve, creando un ambiente de nostalgia qué llaman a abrazar nuestras raíces, a honrar nuestros sueños y a recordar que somos la suma de todas las experiencias que hemos vivido... y las que ha vivido Laura en estos 30 años, que trasmite con su emotiva autenticidad y complicidad con sus fans.
Al finalizar la canción, en el alma queda un sentimiento de gratitud y una renovada apreciación por el amor y la vida. Nos inspira a seguir adelante, a abrazar cada etapa con su esencia única y a recordar que, en última instancia, la esencia de la vida reside en amar y ser amado.
Solamente Laura Pausini supera a La Pausini: ese es el sello que permite identificarse con ella, con su música, complicidad, sencillez, melodías y la fascinante magia de esta "bambina": un imán musical, un regalo para el alma.