'Open Mic' de los Diputados

El diputado del PSOE Óscar Puente interviene durante la segunda votación de la fallida investidura del líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, el 29 de septiembre en el Congreso de los Diputados. Foto: Alberto Ortega / Europa Press

Acabada la sesión de investidura de Feijóo, el ejemplo que deja el Congreso de los Diputados es el de un bareto de barrio cerrando después de un Open Mic. Estos micros abiertos son los encuentros en los que monologuistas noveles se suben al escenario para soltarse delante del público. A veces, para relajar un poco, se llevan a sus amiguetes para que les azucen, cerveza en mano, desde el fondo del bar.



Ese es el sabor que deja una sesión en la que el único que pareció parlamentar fue el candidato que perdió. Feijóo iba al Congreso de los Diputados a presentar un proyecto y confrontar ideas. Aparentemente, lo que hay que hacer en una Cámara que debe ser puro debate.



Pero la sesión de Open Mic la abrió Óscar Puente. En lugar de replicar, Puente tiró de un discurso escrito hacía más de una semana. Olía a podrido, pero como buen monologuista debutante, tiró de chistes que llevaba años probando con sus colegas. Así entra más fácil. Lo cierto es que Puente le dio a su público lo que quería: un discurso que, lejos de responder al candidato, afianzaba el frentismo que interesa al partido al que representó.



Otra debutante en el Open Mic, Marta Lois, acusó la falta de apoyos. No es lo mismo tener más de un centenar de compadres entre el público que una treintena mal avenida. Con más pena que gloria, la viguesa no conectó con el público y apenas le entró algún chascarrillo suelto.



Lo más sorprendente es el rizo rizado por uno de los veteranos que se subió al estrado. Rufián ha perdido su punch y su naturalidad al no hablar en su lengua materna. Su forzado uso del catalán le convierte en un tipo mucho más plano. Debería volver al español para disfrutar de su tradicional espectáculo.



El último de los actuantes que merece comentario es el cadavérico Aitor Esteban. Sabe que es probable que su tradicional monólogo en el País Vasco vaya terminando por la unión progresista entre Bildu y el PSOE. Por eso trató de subirse al escenario nacional en este Open Mic de la investidura: el PNV necesita placearse para no perder oportunidades de seguir vivo.



Las jornadas de la sesión de investidura fueron predecibles. Apenas las réplicas de Feijóo tuvieron algo de humor, de respuesta, de confrontación argumental parlamentaria. El candidato, sabiendo que iba a morir en la arena, se empleó en dejar un espectáculo de interés. Un bonito cadáver que veremos si resucita en próximas sesiones.



Puestos a pedir, en estas sesiones de monólogos deberían empezar sus señorías a comportarse como si estuvieran en un Parlamento y no en un bar de chistes de novatos. El hooliganismo burdo generalizado da poca esperanza, pero por qué no pedir a los diputados que se comporten como tales…



Habrá que esperar a que en esta nueva temporada del Congreso de los Monólogos aparezca algún mirlo blanco al estilo de Guillermo Díaz.