Por la senda anticonstitucional

Independentistas se manifiestan en Barcelona con caretas de Carles Puigdemont. Efe

"Marchemos, y yo el primero, por la senda constitucional" con estas cínicas palabras proclamadas por el rey felón se inició en España la primera experiencia de gobierno liberal precedido por la aprobación de la primera amnistía en la historia contemporánea de España.

Una década más tarde la viuda de Fernando VII de igual manera tuvo que envainársela y aprobar una segunda amnistía con el fin de captar adeptos con los que hacer frente a las ansias sucesorias de su legitimista ("ultramachista", dirían hoy las crueles guardianas de la moral pseudofeminista) cuñado, el infante don Carlos. .

En ambos casos los amnistiados eran hombres y Marianas Pinedas que en los albores del siglo XIX lucharon a favor del progreso y la libertad con la constitución del Doce como bandera. Volvieron del exilio para quedarse y construir juntos una nueva idea de estado liberal.

Muy diferente es la amnistía oficiosamente concedida y descaradamente proclamada en el Congreso el día de la fallida investidura de Feijóo. La concesión de esta gracia a los delincuentes separatistas pone al estado a los pies de los caballos y mal vende su integridad territorial reconociendo a los que la pusieron en riesgo con la patética escenificación de un golpe de estado del que hace ya un lustro.

¿Con qué fin se desdice quien reconoció previamente el delito? Desde luego que no lo mueve las reformas necesarias para transitar de una dictadura a la democracia como sucedió en 1977, sino más bien permanecer en el poder caiga quien caiga.

En el caso que nos ocupa olvidar lo que debe ser recordado como una burla al Estado es una barbaridad porque atenta contra la ley misma dejando en evidencia la obsolescencia de la Constitución del 78 y, por consiguiente, su necesaria reforma.

Y con el tiempo, todo pasará y la amnistía se convertirá en amnesia como en los patios de colegio se salda la pelea entre muchachos con un aquí no ha pasado nada.

Pero antes de que esto ocurra, si se hace realidad la pesadilla tendremos que asistir al triunfal regreso de los golpistas que sin duda proclamarán al más puro estilo Tarradellas "Ciutadans de Catalunya, ja sóc aquí!" haciendo realidad su sueño humillando una vez más al estado y a todos los que en su momento lo defendieron.

Los españoles deben pronunciarse contra este atrevimiento manifestándose en las calles que son una extensión del parlamento para que quede en la memoria colectiva su desacuerdo, antes de que se consumen los hechos.

Si no, como dirían en mi tierra, "lo olvidao, ni agradesio ni pagao".