Proponer por parte del PP una intermediación de la Comisión Europea, con verificación incluida, para renovar los nombramientos debidos del CGPJ, es un fracaso estrepitoso de nuestro sistema político con un insigne precedente: Godoy.
Nada tiene que ver este arbitraje rogado con la "mediación y verificación" aceptada por el PSOE a los efectos de resolver un "conflicto interestatal" inexistente entre la Autonomía de Cataluña y el Reino de España, pues no hay mayorías sociales en Cataluña ni en España que acrediten "conflicto" alguno. Sí hay ejerciendo el poder efectivo en ambos ámbitos míseras minorías radicales imbuidas de ansia de poder e ideología doctrinaria, inmersas en utopías visionarias y actuando fuera de la ley.
Siendo esto grave, lo es sin embargo más la capitulación final de todas nuestras fuerzas políticas por falta de voluntad en perseverar para resolver nuestras diferencias dentro de un Estado que dispone de todos los resortes necesarios para hacerlo.
¿Qué le falta para conseguirlo? Honestidad y la voluntad de sus dirigentes. ¿Qué le sobra? Deseo de arrimar el ascua a su sardina, chupar del bote, sacar tajada, mentiras, engaños, fomento del enconamiento y desvergüenza descarada. Le sobran, en fin, sus dirigentes.
El PSOE y Junts/ERC urdieron el despropósito y empezaron a socavar el zócalo de la Constitución y de la ley, sembrando zozobra, pero sin éxito. Las instituciones del "régimen del 78" son fuertes y sólidas. Ahora bien, ¿qué hacer si todas las fuerzas políticas de un Estado ni saben ni quieren sostener nada menos que al Tercer Poder?
El PSOE se muestra sin reservas encantado con una "mediación" europea, ¡y cómo no, si ha sido el primero en desviar ríos y mares para llevar agua a su molino!
España no necesita ninguna cesión añadida de soberanía que traslade la responsabilidad que nos incumbe a una organización internacional, aunque sea la mismísima UE. Sí requiere de firmeza en el propósito y que cada palo aguante su vela.
¿A quiénes han abandonado esta caterva de políticos cobardes y cicateros en la vergüenza y el descrédito? De nuevo, como en las Abdicaciones de Bayona (1808), a España y a todos sus ciudadanos.
El PP no debe rendir su oposición. El PSOE debe volver a la razón.