Últimamente estoy escuchando muchas controversias sobre el uso de la inteligencia artificial con el uso cada vez más extendido de esta tecnología. He creído conveniente aportar mi modesto punto de vista sobre esta materia, que sin duda ha venido para quedarse y es uno de los avances más significativos de nuestra era.

Lo primero que quiero transmitir es sobre todo, tranquilidad. La inteligencia artificial tiene grandes beneficios y nos permite avanzar en el análisis de grandes volúmenes de información, la automatización de tareas y su agilización. Cualquier tipo de tecnología, tan disruptiva, al principio asusta. Asusta por la revolución que provoca en ámbitos laborales, sociales, éticos, educativos...

Por ello, deben existir leyes que regulen su uso y el desarrollo de manera ética de la misma, unas leyes que deberían ser internacionales. La adaptación a su uso será progresiva y constante, ya que la utilizamos a diario, aunque no seamos conscientes de ello.

El futuro de la IA debe estar ligado al comportamiento humano y las máquinas serán un reflejo de nuestros valores, prioridades y conducta. Autores como Mo Gawdat apuntan a que "la sinergia entre el amor, la compasión, la felicidad y la IA será la brújula que guíe el camino de la humanidad".

En áreas cómo la salud, por ejemplo, está contribuyendo a la creación de nuevos fármacos más eficaces, mejores combinaciones y costes más asequibles en menos tiempo.

Sin duda, estamos ante una era que cambiará por completo la manera de realizar muchas tareas y procesos, de interactuar, en la que no debemos olvidar la esencia de la humanidad y sus valores.

Colabora con el blog

Forma parte de los contenidos del Blog del Suscriptor
Escribir un artículo