Opinión

Réquiem por un puñado de árboles apeados

Pradera de San Isidro.

Pradera de San Isidro.

Les voy a contar un pequeño vicio. Es que en estos tiempos de fangosfera, demogresca y levantamiento de muros, leo los dos periódicos locales y alguno nacional. Es un ejercicio de aplicación del método científico a la construcción de mi espíritu crítico.

En el día de San Isidro, la entropía quiso que dos titulares quedarán juntos. Y he preferido reír antes que llorar. En un diario estaba la noticia sobre el Arbola Fest, evento financiado con los fondos Next Generation, bosque de eventos que celebra la fuerza poética y simbólica de los árboles, una bucólica y pastoril definición.

Mientras en el otro diario leo la noticia sobre la tala/apeamiento de los árboles de la Cuesta de Beloso, con casi nocturnidad, alevosía y sin aviso previo, no fuera que los amantes de los árboles de la Plaza de la Cruz se encadenaran para su impedimento, o que los artistas de Arbola Fest hicieran una performance, o sea, una representación in situ. Añadiendo más problemas al tráfico diario de la otra mítica cuesta pamplonesa.

Y había un tercer titular, un artículo de opinión sobre apear o talar. Este me trajo dos recuerdos, el primero sobre cómo adquirí la palabra apear en mi tierna infancia. Gracias a mi abuelo paterno, el cual debió aprender mucho en sus cinco años de "colegio" entre San Marcos de León, compañero en el espacio que no en el tiempo de D. Francisco de Quevedo, de ahí su ironía, y el fuerte en lo alto del Monte Ezcaba.

El segundo fue el artículo que hace unos meses solamente fue publicado en un diario digital, pues los dos de papel, no lo creyeron conveniente. En donde el Colegio Oficial de Biólogos, a través de su grupo de trabajo de Ecología Urbana mencionaba la polarización en torno a los árboles en nuestra ciudad y la falta de criterios técnicos en materia de medioambiente de profesionales de verdad.

Posteriormente han sido publicadas bastantes cartas de convecinos hablando del tema, y criticando posiciones "ecologistas" y otras pidiendo opinión de voces "ecologeras".

Como vicedecano del COB, estoy cansado de repetirlo, aunque seguiré insistiendo, debe de ser cosa del gen resistente del abuelo, en el siguiente asunto. Usualmente cuando hay problemas de cualquier tipo técnico, se consulta a los "expertos" en la materia. Ya sea legal a los abogados, ya sea sanitario a los médicos y quizás a los veterinarios, ya sea de bosques a los ingenieros forestales, el trazado de obras públicas a los ingenieros del ramo, si es de finanzas a los economistas. Podría seguir enumerando casos hasta el infinito y más allá.

Sin embargo, es muy llamativo y significativo que en temas medioambientales no se consulta o se pide opinión lo suficiente de la voz de los profesionales cualificados que son los biólogos. O que a veces se nos silencie como con "Que los árboles no nos impidan ver el bosque". Texto que sigue siendo de actualidad.

Los biólogos, al hablar de Medio Ambiente, Ecología Urbana y Ciudad Verde no jugamos al ajedrez. Y nos gustaría que estos conceptos aparecieran en los proyectos de urbanismo de nuestra ciudad, en vez de los discursos políticos de "hunos y hotros", que cual caballo de Atila todo lo arrasan, hasta las esculturas.

Hay una tercera cultura la que une ciencia (nos ayuda a resolverlos problemas) y humanidades (nos dice quienes somos y nos vacuna contra nuestra animalidad) y en el que incluyo la sostenibilidad, porque sin ella no habrá futuro para la especie humana.

Por último, quiero poner en valor las aportaciones de mis compañeros de profesión que realizan en las distintas comisiones y consejos de los gobiernos de Navarra y La Rioja y también en algún ayuntamiento, como el de Pamplona/Iruña. Siempre de manera desinteresada muchas veces sin ser tenidos en cuenta sus aportaciones y además sacando tiempo restándoselo a su ocio y al de estar con sus familias.

Un ejemplo nada habitual, con tanto asesor y puesto gubernamental con sueldos de seis cifras. Otro titular.

Es casi seguro, que nadie acudirá al réquiem por los árboles apeados, también con fondos Next Generation. Contradicciones del sistema, independientemente de que su valor sea alto o bajo ecológica y medioambientalmente.

Y ¡viva la sostenibilidad! No sabemos de qué, ni de quién. Pero lo verde vende. Ya lo decía el poeta ver que te quiero verde. Y el greenwashing (lavado ecológico), todo lo blanquea, incluso en el nombre de algunos partidos, o el color de otros, o mejor debiera decir "verdea".