Al habitual desengaño de un panorama político plagado de inútiles (no útiles), se une una torrentera de noticias sobre delincuencia que atemoriza, cada vez más, a las personas honradas que quieren vivir felices su cotidianidad y no pueden.
España es un país muy cómodo para el delincuente como consecuencia de una Justicia muy blanda en la que nadie le pone el cascabel al gato.
La gente honrada no quiere convivir con parásitos y maleantes.
La gente honrada está crispada por culpa de unos mandos políticos blandengues que, con su pasividad, son cómplices de este deterioro social. La gente honrada ve con pena que, a esta altura del partido, vamos a perder por goleada contra la violencia en las calles y el crimen.