Este texto, aunque aparezca bajo mi firma ha sido redactado por Ana, la madre de nuestro maravilloso hijo, merecedora de todas las pequeñas alegrías que el futuro nos pueda traer.



Me preguntó el jueves, casi cuatro días antes de la fecha: "¿Hoy es el Día de la Madre?". Ése fue mi regalo. El mejor. Me recordó al post que escribí hace tres años, cuando no sabía si mi hijo alguna vez me iba a decir "Te quiero". Entonces recordé lo afortunada que soy.

Los médicos nos dijeron que a lo mejor nunca hablaría. Y aunque es verdad que muchas personas con autismo no hablan, también lo es que siempre encuentran una forma de comunicarse. Pero mi hijo sí habla. Cuando quiere, cuando le interesa, no cuando a mí o al resto nos vendría bien que lo hiciera. Sin embargo, de vez en cuando, me dice "Te quiero".

El mejor regalo de todos, en cualquier caso, es cómo se iluminan sus ojos al verme cada día. Da igual si ese día no me cuenta lo que hizo en el colegio o que no tenga la menor idea de cuál es la tarea que tiene que hacer esa tarde.

También hay días muy complicados. Días en los que me gustaría que todo fuera más sencillo. Su hermana hace con tres años lo que él sólo ha logrado después de muchos años y muchas horas de terapia. Pero ahí estuve y ahí estaré. Siempre.

Este año de pandemia, como a todos, me resultó agotador. Él retrocedió por la falta de interacción con sus profesores, terapeutas, familiares y amigos. Dudé incluso de todo el trabajo que habíamos hecho y de toda nuestra dedicación. Supongo que para una madre nunca es suficiente lo que les damos.

Ahora, cuando hace las cuentas de matemáticas más rápido que yo (¡y de cabeza!, sin usar los dedos ni nada), cuando lee entonando como si lo hubiera hecho toda la vida o cuando me pregunta qué me pasa si una de esas veces que deja de dibujar Pokemon o Super Mario me ve cansada o triste, sin duda, me reafirma en que lo estoy haciendo bien.

A las madres nos lo repiten mucho, pero nunca lo creemos del todo. Estoy segura, que todas, en cualquier caso, y por más difícil que nos lo haya puesto la vida, tenemos ese momento, ese instante en el que nos damos cuenta que realmente lo estamos haciendo bien.

Para mí fue una simple pregunta. El mejor regalo para el día de hoy.

Además de la hermosa maceta con plantita que hizo en el cole para mí.

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