¿Estáis ya organizando vuestras vacaciones? ¿Tenéis pensado algún destino exótico? ¿Mar o montaña? ¿Frío o calor? ¿Solos o acompañados? Para viajar, incluso al pueblo, es conveniente saber cuáles son las costumbres locales, sin olvidar las sexuales, no vayamos a tener un disgusto innecesario. Nunca está de más informarse sobre lo que está penado en otros países.

Por lo que se refiere a EEUU, se recomienda ir con un manual de instrucciones al respecto puesto que cada estado tiene lo suyo. En Utah, por ejemplo, está absolutamente prohibido mantener relaciones sexuales en una ambulancia. Si se mantienen, la mujer será acusada y expuesta en los periódicos locales, mientras que el varón podrá irse de rositas. En Dakota no encontrarán hoteles con camas matrimoniales, sólo dos catres que, por ley, han de estar separados 70 centímetros el uno del otro. Las autoridades locales subrayan que tampoco se permite tener sexo en el espacio que queda entre las dos camas, no se nos vaya a ir la mano.

En Ohio podéis ser detenidos si coqueteáis con alguien de vuestro mismo género: se considera un ofensa intolerable para quien recibe los requiebros. En Oklahoma es ilegal que una mujer entre a una tienda de venta de alcohol con escote y en Nevada está prohibido usar, vender o exhibir cualquier aparato para la estimulación de los órganos genitales. Eso sí, la zoofilia se tolera siempre y cuando el animal tenga un peso inferior a los 12 kilos.

El tema zoofílico tiene sus peculiaridades también en otros continentes. En Líbano no se andan con chiquitas y es legal cuando los animales con los que se tengan relaciones sean hembras; lo contrario se castigará con la pena de muerte. En Oriente Medio la zoofilia también está permitida, pero exclusivamente con corderos, aunque, después del acto, comer su carne se considera un pecado de canibalismo.

En el extranjero puedes encontrar normas muy peculiares en cuanto al sexo.

¿Y el onanismo? Pues tampoco es tontería la muy variopinta legislación local. En Indonesia la masturbación está prohibida y se castiga con la muerte por decapitación. Y como la propia existencia de los genitales parece representar un grave problema para las leyes islámicas, han resuelto prohibir a los musulmanes mirar las partes pudendas de los cadáveres, y de hecho es obligatorio cubrirlas con un pedazo de madera o un ladrillo.

Esta aversión les ha llevado a favorecer el exterminio de las palomas en vuelo, ya que “se les veía todo”. En Bahréin les parece inmoral tener un contacto visual directo con esta parte del cuerpo, por lo cual han establecido que los ginecólogos sólo puedan revisar la vagina a través del reflejo de un espejo. Menudo lío.

Y no podemos dejar a un lado las costumbres sexuales en lo que a las féminas se refiere. Si van a viajar a Nigeria, han de saber que una mujer soltera que sufra una violación deberá ser castigada con 100 latigazos. La razón de tamaña injusticia es que no se permite tener sexo antes de casarse. En Hong Kong, a las mujeres se les da la libertad de matar a su marido si éste ha cometido adulterio. Ahora bien, sólo pueden hacerlo con sus propias manos, mientras que a un hombre en la misma circunstancia se le permite matar a su esposa con una escopeta.

Para resarcirnos de tanta monstruosidad, siempre nos quedará la isla de Guam, en el Pacífico, a cuyos habitantes les parece fatal casarse siendo virgen. De ahí que existan señores cuya profesión es precisamente arrebatarle la virginidad a las jóvenes que vayan a contraer matrimonio. Eso sí, cobran lo suyo.

La gran variedad de costumbres sexuales totalmente contradictorias, absurdas, injustas y criminales son la demostración palpable de un moralismo religioso, político y social que arruina cada día la vida a millones de personas del mundo entero. Visto lo visto, estoy pensando seriamente en quedarme en casa este verano.