Corre por la web un divertido vídeo de una asociación antitaurina. El montaje es llamativo: han sustituido al toro por un velociraptor, creando una secuencia en la que el dinosaurio sale de toriles, persigue los capotes, acude con buen tranco en banderillas y saca fondo en la muleta. Bueno, no parece humillar demasiado.
Apuntillado el bicho -¿ese chorro de sangre que sale lanzado desde la nuca corresponde a algún estudio paleontológico que demuestra la existencia de una arteria justo en el hueso?- aparecen imágenes reales de la lidia con toros a punto de doblar, sobre la arena ya o directamente muertos. Todo como si lo único grave fuese la muerte. Para quien ve la lidia como una tortura debería celebrar, por caridad, precisamente eso.
La original composición finaliza con la siguiente frase: "¿Esta práctica te parece de otra era? Pues perdura". Exacto. Irreprochable. Han creado el formato perfecto para vender la tauromaquia: el hombre se enfrenta a un animal salvaje, fiero, de otro tiempo, carnívoro, representado por el velociraptor, y, efectivamente, el toreo es de otra época, de otra anterior, claro, y ahí sigue, vigente, atemporal, revolucionario por lo que representa. ¿Por qué? Se responde solo. Resume en apenas dos minutos lo que tantos posts, crónicas, columnas, tertulias, coloquios ha ocupado.
Definitivamente es genial. La elección de ese tipo de animal es certera. No hay otro dinosaurio más emblemático, salvando el Tyranosaurio Rex. Es imposible sentir pena después de cuatro o cinco blockbusters jurásicos. Al revés. ¿No había ninguno herbívoro, que al menos no diera miedo? Gracias a Spielberg ser capaz de ponerle un par en la cara al velociraptor (el velociraptor-velociraptor, que sale pidiendo carnets, que desafía al torero a la salida de cada par) es lo mejor que ha pasado en lo que llevamos de Feria de Abril. No sé si algún ente oficial del sector -¿dónde está la Fundación?- debería dar las gracias a este organismo francés. O mejor ir de callados. No me puedo resistir de todas formas a decirlo. La campaña de promoción del toreo más rompedora, singular, actual, así irónica, la han hecho los antitaurinos.