Antena 3 lanzaba hace una semana, con gran éxito, una de sus bazas más importantes de cara al 2021: El Desafío. Un show de entretenimiento que recupera en la noche del viernes el espíritu de grandes formatos de antaño como Qué apostamos, y en el que 8 famosos se enfrentarán cada semana a complicados retos que pondrán a prueba su cuerpo y mente.
Pero ¿consiguió el programa el cometido de recuperar ese espíritu? En parte. El espacio conducido por Roberto Leal y producido por 7 y Acción (El Hormiguero) arrancó titubeante, con un previo excesivamente largo para presentar a los concursantes, y aunque poco a poco fue encontrando su ritmo, sí lastró en cierta medida al estreno.
Ayudado por un inmenso plató que, eso sí, quedaba algo desangelado, el programa contó con pruebas como la apnea, escalada de cajas, conducción de excavadoras, así como retos más mentales como memorización o escapismos, que en general se quedaron en un punto de espectacularidad menor del que se prometía.
Además, el programa no consiguió quitarse en ningún momento de encima el sambenito de ser una especie de spin-off del espacio de Pablo Motos. De hecho, el programa nacía a imagen y semejanza de la sección que Pilar Rubio tiene en el programa diario de Antena 3, y con su misma productora, lo que hacía que las similitudes fueran numerosas. Algo que no tiene por qué ser un problema, pero que le restó personalidad.
No obstante, la principal pega del espacio es, de momento, su falta de humor. Naturalmente, al tratarse de pruebas en la mayoría de casos complejos, la tensión fue la emoción predominante y la que mejor consigue manejar el programa. Sin embargo, se echó en falta que no se tomara tan en serio a sí mismo. Por ello, habría sido divertido ver entre el plantel de famosos a humoristas como Yolanda Ramos o Silvia Abril.
Roberto Leal, el presentador más carismático
Esta primera gala, que coronó a Kira Miró como vencedora, sí tuvo aciertos. Ágatha Ruiz de la Prada se confirmó como uno de los mejores partes del casting, ya que su presencia desentona con el resto de participantes que, en general, cumplieron su cometido de conseguir que el programa fuera entretenido.
Otros aciertos de la noche fue, sin duda el presentador, con un Roberto Leal que volvió a demostrar que es uno de los presentadores más carismáticos de la actualidad. También la elección del jurado, con Tamara Falcó sintiéndose muy cómoda en el papel de jueza, más suelta que nunca.
En líneas generales, El Desafío es una correcta propuesta para la noche de los viernes, pero con un margen importante de mejora en sucesivas entregas. Seguramente, en cuánto los concursantes vayan cogiendo confianza y las pruebas comiencen a ser más complejas, el programa mejorará notablemente. Las bases ya están puestas.
El test de la audiencia
En términos de audiencia el programa logró superar con rotundidad al regreso de Got Talent, con un 22,4% de cuota de pantalla y 3.356.000 espectadores, además con una curva claramente fiel, sin fugas de espectadores en sus dos horas de duración.
En cambio, los comentarios en redes sociales sí fueron más equidistantes y oscilaron entre los que alabaron la apuesta y los que consideraron que el espacio prometía más de lo que finalmente ofreció.
Muchos de estos comentarios negativos hicieron hincapié en su parecido a El Hormiguero, y señalaron que las pruebas realizadas en esta primera gala ya se habían podido ver en el programa de Pablo Motos.
Algunos no entendieron el cometido del jurado.
Otra de las curiosidades que dejó el programa fue el sofá en el que Leal entrevistaba a cada famoso antes de su prueba, que emocionó a muchos espectadores ya que les recordó a Operación Triunfo.