En los últimos tiempos, las redes sociales se han convertido en un medio de comunicación alternativo que ofrece información en directo desde el lugar de la noticia y, en muchas ocasiones, marca el ritmo de la televisión e influye directamente sobre las parrillas de programación de las distintas cadenas.
No es ningún secreto, además, que las cadenas de televisión ven las redes, más que como un competidor, como un baremo para testar la opinión de sus espectadores y actuar en consecuencia ante las críticas o peticiones de los internautas. Los ejemplos más significativos se encuentran habitualmente en TVE. La corporación debe cumplir con su labor de servicio público y, para ello, Twitter supone una eficaz herramienta de comunicación directa entre la cadena y los espectadores.
El pasado miércoles 6 de enero, la cadena pública recibía un aluvión de críticas por mantener su programación habitual y no cortar la emisión de MasterChef Junior para informar sobre el asalto histórico al Capitolio en Estados Unidos.
Mientras canales autonómicos como Telemadrid o privados como La Sexta alteraban su emisión para dar cobertura en directo a los acontecimientos en la sede parlamentaria estadounidense, la cadena principal de TVE se limitaba a informar mediante rótulos que ofrecían la última hora y anunciaban un especial para las 0:45 de la madrugada, inmediatamente después del final de MasterChef Junior.
De esta manera, la información en directo sobre el asalto al Capitolio se relegó a la señal del Canal 24 horas, con un público potencial mucho menor que el de La 1. Una cuestionable estrategia de programación que empañó el trabajo de Carlos Franganillo y Lorenzo Milá, históricos rostros de la corporación que analizaron los hechos en el especial de la cadena.
TVE se ganó así las críticas de los internautas, que expresaron en Twitter su descontento con la cadena pública por "mirar hacia otro lado" ante unos hechos de tal relevancia.
Apenas unos días después, este miércoles 20, Twitter volvía a convertirse en el principal altavoz de un acontecimiento relevante, en esta ocasión en España. Los internautas comenzaron a hacerse eco de una fuerte explosión en un edificio de Madrid y pronto la red social se llenó de fotografías y vídeos tomados por usuarios anónimos.
Tras esto, las televisiones se pusieron en marcha y activaron la cobertura en directo del suceso. Esta vez, TVE aprendió de sus errores -y de las críticas- y alteró su programación para ofrecer la última hora sobre la preocupante explosión. Así, el Telediario alargó su emisión hasta las 17:30 horas y posteriormente daba comienzo De Trump a Biden, un especial informativo sobre el relevo presidencial en la Casa Blanca.
Las privadas también hacían lo propio para no quedarse atrás. La Sexta canceló la emisión de Zapeando y Telecinco interrumpió Sálvame para dar la última hora sobre la explosión de gas en Madrid con David Cantero y Alba Lago.
Telemadrid, por su parte, volvió a dar una lección de inmediatez y cobertura informativa desplazando a Lourdes Maldonado, presentadora del Telenoticias, a la zona afectada para conocer de primera mano los testimonios de los vecinos y la última hora sobre el suceso.
Esta ha sido sólo la última ocasión en que la información en Twitter ha supuesto un pulso para los espacios informativos en televisión, especialmente para la cadena pública, de la que se espera una mayor rapidez y eficacia para encontrar la noticia y acompañar a los espectadores hasta el lugar donde se produzca.
En cualquier caso, cabe tomar con cautela la influencia de Twitter a la hora de diseñar las programaciones televisivas, pues si bien en ciertos acontecimientos de relevancia ha supuesto un reclamo extra para los medios tradicionales -ahí están las audiencias de los especiales informativos sobre la explosión en Madrid para demostrarlo- en otros formatos no logra ejercer el mismo dominio sobre las emisiones televisivas. Y es que son muchos los ejemplos de programas que en la 'burbuja' de Twitter obtienen excelentes resultados, pero en la emisión tradicional no reciben el mismo respaldo por parte de los espectadores.