Desde hace ya tres semanas, Televisión Española emite cada martes La Noche D, un programa que tiene como objetivo hacer reír a los espectadores y que recupera el espíritu de grandes formatos del pasado de la cadena pública en los que se daba espacio a las entrevistas de una forma más distendida. Una esfera de la televisión que tantas alegrías le dio en el pasado, y que en cierto modo se convirtió en algunas de las grandes marcas de la casa.
En ese sentido, resulta interesante, por ejemplo, recordar Las cerezas, con Julia Otero, que fue uno de los programas mejor valorados de aquella temporada 2004-2005. Sin dejar a un lado el humor, Julia estuvo al frente de una buena colección de entrevistas televisivas muy inteligentes, que consiguió un público fiel (aunque insuficiente, también hay que decirlo).
Una década antes, Julia ya había hecho un programa similar también para Televisión Española: Un paseo por el tiempo, adaptación de Un tomb per la vida de TV3, y por el que pasaron personajes tan importantes como Miliki, Arancha Sánchez Vicario, Mario Vargas Llosa o el dúo Martes y Trece, un par de años antes de su separación.
En septiembre de 2001 debutó el programa Tiempo al tiempo, con Concha Velasco de presentadora. De nuevo, la entrevista era el plato fuerte de un programa que prometía tintes nostálgicos, en la línea de ¿Qué pasó con…?
Romina Power, el doblador de cucharas Uri Geller, Eleuterio Sánchez El Lute o Irene Villa se sentaron a hablar del pasado con Concha. El formato, sin embargo, dejó paulatinamente ese corte de nostalgia para abrirse a la actualidad, y las estrellas del ayer dieron paso a cantantes de moda, o a los últimos expulsados de Operación Triunfo.
El formato se canceló de forma abrupta en noviembre de 2002, pues según José Antonio Sánchez, director general de RTVE en aquel entonces "su formato no es el adecuado para una televisión pública". Y es que Televisión Española no aceptó determinados cambios en el programa de Producciones 52, como por ejemplo, los fichajes de Mari Carmen y sus Muñecos, Marujita Díaz y Carmen Ordóñez como tertulianas de una sección rosa.
Magacines con entrevistas
También podríamos pensar en otros grandes magacines de Televisión Española donde se hacían entrevistas con mucha sorna. Como por ejemplo, ¡Hola, Raffaella!, en el que Raffaella Carrá hablaba con sus invitados de sus proyectos más recientes y su carrera, o Lola, Lolita, Lola, con Lola Flores y Lolita como maestras de ceremonia.
Hablando de Lola Flores, es interesante recordar cuando fue en calidad de invitada a Tariro, tariro, formato emitido en Televisión Española en 1988 y que también mezclaba entrevistas con humor. Sus presentadores (y creadores) eran Toni Cruz, Josep María Mainat y Miquel Àngel Pascual, es decir, La Trinca.
Emulando al famoso Con las manos en la masa, Lola Flores se encontraba en el plató cocinando un pollo, y mientras, hablaba de su relación con el resto de artistas españolas, explicando que se lleva muy bien con Rocío Jurado, con María Jiménez, con Massiel o con Mari Trini. Entonces le preguntan por Isabel Pantoja, y ella responde "Bueno…También", a la vez que machacaba con más fuerza el mortero en el que estaba cocinando, lo que provocó que el público estallase en risas.
Entrevistas dentro de casa
En cierto modo, con aquel encuentro de 1988, Lola Flores volvió a ser una pionera en la industria del entretenimiento en España al dar una entrevista a la vez que cocinaba. Y es que en este repaso de programas de Televisión Española de entrevistas en prime time debemos hacer mención a En la tuya o en la mía, con Bertín Osborne.
Bebiendo de los clásicos programas de entrevistas que encumbraron a Julia Otero (o a Ángel Casas, por ejemplo) este formato permitía al jerezano charlar con un personaje relevante mientras recorrían su casa o elaboraban algún plato casero que se degustaría a continuación.
El programa tuvo una andadura en La 1 de 26 programas, en una única temporada emitida entre septiembre de 2015 y marzo de 2016. Por allí pasaron Paco León, Bibiana Fernández o Mario Casas, entre otros muchos. El formato no murió: Bertín se lo llevó a la competencia con un jugoso contrato y con nuevo nombre, Mi casa es la tuya.
Así, los salones o las cocinas se convirtieron paulatinamente en los nuevos platós de televisión, en los nuevos Chester de Risto o Pepa Bueno, en los modernos rincones de pensar.
Un sofá de cuarto de estar o unas butacas de jardín permitían que el espectador se sientiese un invitado más del almuerzo de Bertín y el protagonista del día, creyéndose por un momento que realmente esa casa es como la suya. Una fórmula que Televisión Española repetiría en verano de 2017 en la misma franja de máxima audiencia, con Lolita tiene un plan.