Vivimos envueltos en una cultura de la cancelación, que nos invita a retirar el apoyo, en cualquiera de sus maneras, a personas o entidades cuya actitud se considere inadmisible. Este fin de semana, la cada vez más larga lista de cancelaciones ha sumado dos nuevos nombres: Massiel y Amor Romeira.
La Tanqueta de Leganitos fue a Sábado Deluxe a dar una entrevista en la que repasar su trayectoria personal y profesional. En un momento dado estaban hablando sobre la conocida como Ley Trans, sobre la cual la primera representante de España ganadora de Eurovisión se mostró contraria. "El sexo no importa. Sí importa a que edad uno decide si se opera o no se opera, no vale con decir me llamo Fulanita y soy mujer", afirmaba.
El presentador Jorge Javier Vázquez le avisaba de que quizás estaba diciendo una barbaridad, pero ella se mantuvo en sus trece. "No, he dicho una cosa muy lógica", aseguró, antes de seguir opinando que "uno decide si se opera, si se hormona, si cambia de sexo, que no se puede llegar y decir me llamo Mari Pili y soy mujer" porque "luego delinque, le envían a una cárcel de mujeres y tiene rabo".
En las redes sociales había quien afeaba sus palabras a Massiel, con sólidos argumentos, al atacar un colectivo tan discriminado y con una difícil inserción laboral. Otros, directamente, pedían que se cancelase a Massiel, que no se le volviese a dar cancha en los medios, a pesar de que su presencia en los mismos es ínfima en la actualidad. En ese sentido, el actor Brays Efe preguntaba que, tras estas declaraciones, de dónde íbamos a cancelar a Massiel. "¿Vais a dejar de seguirla en TikTok?", preguntaba con ironía, ya que la madrileña está retirada y casi no tiene presencia en los medios.
Un día más tarde, Amor Romeira, que se hizo famosa por concursar en Gran Hermano, parecía celebrar el auge de VOX en Cataluña, pues ha sobrepasado al Partido Popular y a Ciudadanos. Sus seguidores le recordaban que la formación que lidera Santiago Abascal se ha mostrado abiertamente en contra de los derechos de las personas transexuales, y le recriminaban el apoyo.
Amor entonces se defendía diciendo que lo que comenta es “un dato informativo” y que “hay que ser ridículo para poner que voto a VOX cuando le he dedicado vídeos en mi Instagram en contra”. Sin embargo, ya quedaba señalada, y se hacía ruido para que no volviese a contar con apoyo por aparentemente alegrarse del éxito del grupo verde.
Algunos ejemplos recientes de la cultura de la cancelación en televisión
El hecho de cancelar a una persona no sólo consiste en señalarla en las redes sociales, como ha sucedido en Amor y Massiel, o en vetarlas en determinadas cadenas o programas. En la actualidad la cosa va un paso más allá, y se elimina todo rastro (o el máximo posible) de esa persona cancelada.
Por ejemplo, si vamos a la serie Andi Mack de Disney + nos encontraremos que sólo hay dos capítulos colgados, doce de la dos y ninguno de la tercera. ¿La explicación? Se han suprimido todos los episodios en los que aparece Stoney Westmoreland, el actor que hacía del abuelo del protagonista y que en diciembre de 2018 fue acusado de enviar pornografía a un menor a través de una aplicación.
También desapareció recientemente del catálogo de Discovery +, Hulu y YouTube la temporada 20 al completo del programa El peor cocinero de América (Worst Coocks in America). La ganadora de dicha edición fue Ariel Robinson, quien fue acusada de la muerte violenta de una de sus hijas adoptivas. Tampoco queda rastro de Ariel (ni de sus compañeros) en la web oficial del programa.
En la temporada de RuPaul’s Drag Race, una concursante, Sherry Pie, fue señalada como una acosadora virtual justo cuando el programa comenzó a emitirse. Sherry, de nombre real de nombre real Joey Gugliemelli, habría pasado años haciéndose pasar por una falsa agente de casting llamada Allisson Mossley.
En un juego de catfisth, atraía a través del correo electrónico a jóvenes actores con la promesa de trabajar en programas de HBO y prestigiosos lugares de Nueva York. Aprovechando su ficticia posición privilegiada, pedía vídeos a sus víctimas, algunos de contenido sexual.
Al día siguiente de emitirse el primer capítulo, Sherry Pie admitía en Facebook las acusaciones. "Sé que el dolor y el dolor que he causado nunca desaparecerán y sé que lo que hice estuvo mal y fue realmente cruel", aseguraba.
Tras admitir su culpabilidad, la cadena VH1 y la productora World of Wonder indicaron que Sherry Pie fue descalificada de la temporada y no aparecería en la gala final, pues el resto del concurso ya estaba grabado.
Para no darle protagonismo a un depredador que jugaba con dobles identidades, y por respeto a las víctimas, se recortó sus participaciones al máximo, a veces dejando vacíos inconexos en el transcurso del episodio. Y si Sherry ganaba algún reto, la producción donaba el mismo dinero que la drag había logrado a fines benéficos.
Consideraban que el programa no podía ensalzar a alguien con semejantes valores, por mucho que fuese un buen concursante (que de hecho, lo era, y en otras circunstancias, quién sabe si podría haber sido la ganadora). El formato busca la excelencia entre los artistas queer, y Pie no encaja en esta descripción.
En estos tres casos los programas con personas canceladas se borran por completo, o se reduce la participación de la misma hasta el mínimo. Sin embargo, en la televisión alemana ha ido un paso más allá con su programa Deutschland sucht den Superstar.
En ella trabajaba como juez el cantante Michael Wendler, un músico cuyas opiniones se convirtieron en una bomba de relojería. Negacionista del coronavirus, llegó a comparar el confinamiento con los campos de concentración, una vez que ya había comenzado a grabar su participación en el show.
Como consecuencia, fue despedido de su papel de jurado tras la primera fase, se recortaron sus intervenciones, y en las que no se pudo recortar, su imagen fue distorsionada hasta quedar convertido en un borrón.