El nivel general de los concursantes de Maestros de la costura deja mucho que desear; de hecho, en las dos primeras galas todos fueron a la prueba de eliminación, tras unas desastrosas pruebas de exteriores. Sin embargo, hay concursantes cuyo dominio de la aguja les situaba como favoritos, entre los que destacaba la andaluza Nani, cabo primera del ejército del aire, y el valenciano Ancor, licenciado en Bellas Artes y profesor de pintura y que muchos daban como ganador. Hasta ahora.
El programa arrancó su cuarto episodio con los jueces muy rígidos, diciendo que el peor de la primera prueba, que normalmente solo tiene como fin obtener alguna ventaja en el futuro (como liderar un equipo) se iría a casa.
Para ello les pidieron un traje que les representase, y que fuese fácil de vender de forma internacional a través del comercio electrónico. Ahí fue donde tropezó Nani, que entregó una falda de inspiración flamenca que para Lorenzo Caprile, María Escoté y Palomo Spain, los jueces del formato, suponía un paso hacia atrás.
“Has elegido una prenda muy sencilla que no cumple el objetivo que pedíamos: con proyección internacional y que nos hablara de ti” le dijeron a Nani, que aceptó su salida con mucha naturalidad. “Unas veces se gana y otras se aprende. Arriesgué y eso me ha pasado. Para mí, la costura es más que un hobbie, y voy a apostar por eso”, aseguró, diciendo que ya le queda poca carrera en el ejército y que se dedicará a la moda.
No fue la única sorpresa del programa. El equipo formado por Lluís, Mily, Fermín y Gabriel debía ir a la prueba de expulsión, pero Laura, que había sido la mejor valorada en la de exteriores, decidió que tanto Ancor como los demás miembros de su equipo bajasen a coser para mantenerse ella a salvo, en un nuevo giro de guion.
Tenían que coser un traje para una actuación de trap, y ahí tropezó Ancor, que hizo un traje de dos piezas que no gustó a los jueces. El programa enfadaba así a sus seguidores por volver a cambiar la mecánica de forma libre, y porque Ancor era un claro favorito para llevarse el premio.
“Yo me esperaba que me iba, mi nivel era más mediocre que el de mis compañeros. Estoy contento y triste. He aprovechado cada segundo y he absorbido de cada uno de ellos lo que me pudiera aportar, es un sueño que se acabó... pero que continuará de otra manera. Este programa me ha ayudado con mi autoestima, que la tengo muy mala” aseguraba el joven valenciano.
En las redes sociales la expulsión de Ancor fue muy criticada, y los seguidores del formato esperan que sea repescado la semana que viene. Un enfado que es más que lógico, pues el valenciano era uno de los pocos concursantes que tenía un buen gusto a la hora de diseñar y una enorme disciplina durante la confección.
Es evidente que en este tipo de programas los guionistas deben buscar un giro a las pruebas para sorprender al espectador y hacer que se quede pegado a la pantalla (y más, teniendo en cuenta a la hora a la que acaba). Sin embargo, la reescritura de reglas como las de este cuarto episodio resultan más indignantes que otra cosa.
Ahora esperamos que Ancor vuelva al concurso en la repesca y que consiga llegar a la final, y por qué no, hacerse con la victoria. Aunque sabemos que en este tipo de formatos muy rara vez un repescado termina proclamándose vencedor.