Solo quedan dos episodios para resolver todos los misterios que hay alrededor de la pequeña y ficticia localidad de Tramuntana, en Mallorca. Esta noche, Televisión Española ofrece el séptimo capítulo de la segunda temporada de La Caza, y por ello, el espectador está más cerca de saber qué será de Sara, y si se conseguirá arrojar luz alrededor de ese siniestro lugar conocido como Can Falgueres.
Uno de los encargados de poner las cosas en su sitio es el sargento Selva, interpretado por Félix Gómez, que fue uno de los fichajes de esta segunda tanda de La Caza tras Monteperdido. El sargento Selva es un andaluz muy malaje, que solo quiere resolver el crimen para ver cómo su hija actúa en una obra infantil vestida de remolacha, y comer gambas en Chipiona con la pequeña.
Eso sí, poco a poco hemos visto que también tiene su corazoncito, y que se preocupa del paradero de su compañera Sara (Megan Montaner) a pesar de que constantemente la deja de loca. Él mismo sabe que es “un poco gilipollas”, pero por delante va su trabajo como Guardia Civil, y tiene que ayudar al que lo necesita.
Uno de los elementos más interesantes que ha logrado Félix Gómez con la construcción del sargento Selva es dotarle de un fuerte acento andaluz; el propio Félix es natural de Carmona, Sevilla, pero trabajó por tener un acento neutro en sus trabajos audiovisuales.
La acción de La Caza. Tramuntana está ambientada en las islas Baleares, pero es un gustazo ver a Selva convertido en un andaluz de pura cepa; se convierte en una nota discordante en el pueblo en el que se desarrolla la trama, es alguien foráneo que va a cumplir una misión, y si es rápido, mejor.
Su forma de aspirar las eses, de comerse la erre al final de los verbos o de acortar palabras como “para” o “nada” le convierte en un bicho raro; su acento no es neutro como el de sus compañeros Sara o Víctor (Alain Hernández), ni tampoco es autóctono, como de los habitantes del pueblo.
Gracias a este personaje, Félix Gómez ha podido trabajar una dicción que hasta ahora no le habíamos visto en televisión. Hay que destacar que el intérprete ha dicho en algunas entrevistas que no le estamos viendo con su acento natural, sino que lo ha exagerado. Considera que le va bien a un tipo tan antipático, que fuma, que no se cuida, que no se esmera en los detalles de su propia persona, y que del mismo modo, está cargado de verdad. Del mismo modo, ha admitido que lo único que tiene en común con Selva es eso precisamente, el acento. “El sargento Selva es un personaje muy jugoso y fuera de mi registro”, admitía días antes del estreno.
Hay que destacar que, anteriormente, Félix Gómez había dado vida a otros personajes andaluces, pero mucho más suaves. En la miniserie Padre Coraje, en la de Raphael, incluso, pero siempre fue más comedido. Solo se había soltado la melena en El camino de los ingleses, hace ya tres lustros, bajo la dirección de un andaluz universal como Antonio Banderas.
Gracias a trabajos como el del sargento Selva, la televisión se abre de nuevo a la incursión de otras formas de hablar, y demuestra que España es muy rica. Que en la televisión se puede hablar un correcto castellano, un perfecto andaluz, un excelente gallego o lo que haga falta. Series como Malaka, Fariña o Hierro nos han demostrado que el espectador es muy inteligente, y que pronto se hace al oído del acento de las series, siempre que lo que le cuenten tenga un interés especial, y que lo que se busque sea reflejar una realidad local, por encima de una perfecta pronunciación.